13/05/2024
Existe en la actualidad una obsesión por "nombrar y clasificar" todo lo que nos rodea, todo fenómeno, todo evento, toda conducta, dando una infinidad de explicaciones, muchas de ellas hipótesis, sin comprobación, y con ello a generalizar situaciones problemáticas dentro de la sociedad. Por ejemplo, en el ámbito de la salud mental, la generalización de etiquetas psiquiátricas puede tener consecuencias adversas.
En la moda, la tecnología, la cultura popular e incluso en nuestra comunicación diaria, la tendencia a clasificar y asignar etiquetas parece estar en aumento gracias a la impresionante capacidad de trascender a través de las redes sociales. Sin embargo, esta generalización puede llevar a estereotipos dañinos. Por ejemplo, etiquetar a alguien como "deprimido" basándose en una serie de comportamientos superficiales puede llevar a malentendidos y a minimizar la complejidad de los problemas emocionales que enfrenta esa persona.
Esto ya empieza a ser objeto de críticas, en la actualidad estamos inmersos en una cultura obsesionada con la etiquetación. Uno de los ámbitos profesionales y no profesionales por nuevos roles que tratan de "Influir", donde esta obsesión por etiquetar es más evidente es en el campo de la salud mental.
Por ejemplo, etiquetar a alguien como "esquizofrénico" puede llevar a que se le trate de manera diferente o se le excluya injustamente de ciertos ámbitos sociales.
Cada vez más, las personas son diagnosticadas con trastornos psicológicos basados en síntomas específicos, y se les asigna un nombre que pretende definir y explicar su condición. Sin embargo, esto puede llevar a una simplificación excesiva de la complejidad humana. Por ejemplo, etiquetar a alguien como "trastorno de ansiedad generalizada" puede llevar a ignorar los factores contextuales y personales que contribuyen a su malestar.
Por ello la crítica nos lleva a reflexionar sobre el impacto que puede tener la etiquetación en la vida de las personas. Al asignarle a alguien un diagnóstico psiquiátrico, no solo se le está dando un nombre a su sufrimiento, sino que también se le está imponiendo una identidad que puede llegar a definirlo en la sociedad. Esto puede llevar a una profecía autocumplida, donde la persona adopta el rol que se espera en la sociedad de ella según su etiqueta, limitando así su potencial de cambio y crecimiento.
Buenos Dias