
22/08/2025
¡Hola! ¿Alguna vez has abierto la nevera sin hambre real, solo porque te sentías estresado, triste o ansioso? 🧠🤍
No eres la única persona. Comer por emociones es mucho más común de lo que crees, y tiene una explicación científica.
👉 **¿Por qué pasa esto?**
Nuestro cerebro está programado para buscar placer y alivio inmediato. Cuando sentimos **estrés**, el cuerpo libera cortisol, una hormona que, entre otras cosas, *aumenta el apetito* y nos impulsa a buscar comida rica en grasas y azúcares para obtener energía rápida y una falsa sensación de consuelo.
Con la **tristeza** o el vacío, muchas veces comemos para “llenar” ese hueco emocional. La comida (sobre todo la muy sabrosa) libera **dopamina** en el cerebro, el neurotransmisor del placer y la recompensa. Por un momento, sentimos un subidón de bienestar que calma el malestar emocional.
👉 **No es falta de fuerza de voluntad.**
Es un mecanismo de afrontamiento automático. El problema es que es un alivio temporal. La emoción que intentamos calmar sigue ahí después de comer, y a menudo se suma la culpa.
**¿Qué podemos hacer?**
1️⃣ **Identifica el gatillo:** Antes de comer, pregúntate: “¿Tengo hambre física o hambre emocional?”.
2️⃣ **Busca alternativas:** Sal a caminar 5 minutos, respira profundamente, bebe un vaso de agua, llama a un amigo.
3️⃣ **No te juzgues:** Entender que es una respuesta natural es el primer paso para gestionarlo con más amabilidad hacia ti mismo.
Recuerda: buscar consuelo en la comida es humano. La clave está en aprender a reconocer nuestras emociones y darles el cuidado que realmente necesitan, no solo un parche momentáneo.
¿Te ha pasado? Cuéntamelo en comentarios. 👇