
31/07/2025
La psicología profunda reconoce el discernimiento ignaciano como un proceso del estado interno de la persona que busca identificar pensamientos, emociones y deseos afines a la voluntad divina para tomar decisiones alineadas con ella.
La clave, enseña Ignacio, está en aprender a distinguir entre el bien, que nos conduce a Dios y provoca consuelo y paz; y el mal, que nos conduce al malo y provoca desolación y confusión.
Mateo 13, 47 dice que al llenarse la red, los pescadores deben discernir entre los pescados buenos, y ponerlos en canastos y a los malos, echarlos fuera. Así será al final de los siglos.
Quien tenga oídos que oiga
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