
09/10/2025
Nohoch Mul: donde la selva toca el cielo maya 🌄🌿
En el corazón de la selva de Quintana Roo, entre raíces milenarias y murmullos de viento, se alza una pirámide que parece alcanzar el horizonte.
Es Nohoch Mul, “el gran montículo”, una montaña de piedra que sobrevivió al paso del tiempo y que aún hoy parece respirar junto a la selva que la abraza.
🏯 La gran pirámide de Cobá
Nohoch Mul es el orgullo de Cobá, una de las ciudades mayas más poderosas del norte de Yucatán.
Con más de 42 metros de altura, es la pirámide más alta de la península y uno de los últimos templos que aún conserva la majestuosidad de los días sagrados.
Desde su cima, la vista se extiende infinita: una alfombra verde que cubre los vestigios del antiguo reino.
Allí, los sacerdotes mayas observaban el amanecer, midiendo los ciclos del sol, de la luna y del tiempo.
Cobá fue un centro de caminos —los sacbés, senderos blancos de piedra— que unían templos, lagos y ciudades lejanas.
Era una red viva de comercio, sabiduría y fe.
🔥 La escalera hacia los dioses
Subir los peldaños de Nohoch Mul era un acto sagrado.
Cada escalón representaba una etapa del universo: desde el mundo terrenal hasta las moradas celestes donde habitan los dioses.
En su cima, los sacerdotes encendían el copal y ofrecían plegarias al sol y a la lluvia, guardianes de la vida.
El humo se alzaba entre las nubes, llevando los deseos del pueblo hacia el firmamento.
🕯️ El templo en la cima del mundo
En lo alto de la pirámide, un pequeño santuario guarda los secretos del pasado.
Sus muros, alguna vez pintados con colores vivos, fueron testigos de rituales, cantos y observaciones del cielo.
Allí, los mayas encontraban respuestas en las estrellas y equilibrio en el movimiento del cosmos.
🌞 El eco del tiempo
Con los siglos, la selva cubrió sus escaleras, pero no pudo silenciar su espíritu.
Hoy, entre el canto de las aves y el crujido de las hojas, Nohoch Mul sigue en pie, observando el paso de las eras.
Dicen que quien alcanza su cima siente la voz de los antiguos.
Y cuando el sol cae sobre el horizonte y la luz dorada toca la piedra, uno comprende por qué los mayas decían que en ese punto, el cielo y la tierra se tocan.
✨ Nohoch Mul no es solo una pirámide.
Es la respiración del tiempo, el corazón de la selva y el suspiro de los dioses que aún miran desde lo alto.
́rica
Nohoch Mul: donde la selva toca el cielo maya 🌄🌿
En el corazón de la selva de Quintana Roo, entre raíces milenarias y murmullos de viento, se alza una pirámide que parece alcanzar el horizonte.
Es Nohoch Mul, “el gran montículo”, una montaña de piedra que sobrevivió al paso del tiempo y que aún hoy parece respirar junto a la selva que la abraza.
🏯 La gran pirámide de Cobá
Nohoch Mul es el orgullo de Cobá, una de las ciudades mayas más poderosas del norte de Yucatán.
Con más de 42 metros de altura, es la pirámide más alta de la península y uno de los últimos templos que aún conserva la majestuosidad de los días sagrados.
Desde su cima, la vista se extiende infinita: una alfombra verde que cubre los vestigios del antiguo reino.
Allí, los sacerdotes mayas observaban el amanecer, midiendo los ciclos del sol, de la luna y del tiempo.
Cobá fue un centro de caminos —los sacbés, senderos blancos de piedra— que unían templos, lagos y ciudades lejanas.
Era una red viva de comercio, sabiduría y fe.
🔥 La escalera hacia los dioses
Subir los peldaños de Nohoch Mul era un acto sagrado.
Cada escalón representaba una etapa del universo: desde el mundo terrenal hasta las moradas celestes donde habitan los dioses.
En su cima, los sacerdotes encendían el copal y ofrecían plegarias al sol y a la lluvia, guardianes de la vida.
El humo se alzaba entre las nubes, llevando los deseos del pueblo hacia el firmamento.
🕯️ El templo en la cima del mundo
En lo alto de la pirámide, un pequeño santuario guarda los secretos del pasado.
Sus muros, alguna vez pintados con colores vivos, fueron testigos de rituales, cantos y observaciones del cielo.
Allí, los mayas encontraban respuestas en las estrellas y equilibrio en el movimiento del cosmos.
🌞 El eco del tiempo
Con los siglos, la selva cubrió sus escaleras, pero no pudo silenciar su espíritu.
Hoy, entre el canto de las aves y el crujido de las hojas, Nohoch Mul sigue en pie, observando el paso de las eras.
Dicen que quien alcanza su cima siente la voz de los antiguos.
Y cuando el sol cae sobre el horizonte y la luz dorada toca la piedra, uno comprende por qué los mayas decían que en ese punto, el cielo y la tierra se tocan.
✨ Nohoch Mul no es solo una pirámide.
Es la respiración del tiempo, el corazón de la selva y el suspiro de los dioses que aún miran desde lo alto.