30/04/2025
                                            Mi amada niña,
Te veo… te abrazo… y te honro.
Sé que desde muy pequeña sentiste que el mundo era demasiado grande, demasiado roto, demasiado doloroso. Y allí estabas tú… tan pequeña, tan inocente… tratando de sostenerlo todo, como si tus pequeños hombros pudieran evitar que todo se cayera.
Recuerdo cómo mirabas con ojos atentos el sufrimiento de quienes amabas, cómo deseabas con todas tus fuerzas que el dolor desapareciera, cómo te sentías impotente… porque no podías hacer nada. Y aún así, seguiste. Guardaste tus lágrimas, escondiste tus miedos, y te convertiste en fuerte para todos.
Hoy quiero decirte algo que tal vez nadie te dijo a tiempo: no era tu carga. No era tu responsabilidad cargar con el dolor de otros. Tú eras solo una niña… y merecías jugar, reír, equivocarte, descansar en brazos seguros. Merecias todo eso aún hoy.
Perdóname por cada vez que no te escuché, por cada vez que minimicé tu cansancio, tu miedo, tu tristeza. Hoy estoy aquí para ti. Te prometo que ya no estás sola. Yo, la adulta que soy hoy, te sostengo. Puedes descansar. Puedes llorar. Puedes reír sin culpa.
Eres profundamente valiosa, no por lo que haces o por lo que cargas, sino por quien eres.
Sé que has logrado grandes cosas. Has cumplido muchos de tus sueños. Has visto la fortaleza de los tuyos, mostrándote que sí se puede, y que siempre podrán. Pero hoy no quiero hablarte de logros… hoy quiero llenarte de certeza y de amor.
De ese amor infinito que encontraste en Dios, sabiéndote amada, cuidada, protegida y consentida. Porque basta que pienses en algo que deseas, y la vida empieza a confabular a tu favor.
Confía.
Hoy yo te tomo.
Hoy yo te abrazo.
Hoy veo todo lo que pasaste y te digo:
Ya fue suficiente.
Ya no tienes que dar de más.
Ya no tienes que ponerte en último lugar.
Hoy puedes ser libre.
Hoy puedes hacer lo que elijas, sin miedo.
Puedes amar en libertad.
Puedes confiar sin esperar el siguiente golpe.
Hoy sabes que estás protegida por algo mucho más grande que tu mente y tus miedos.
Hoy sabes que eres hija del Amor.
Gracias a la fuerza de tu madre.
Gracias a la bondad de tu padre.
Gracias a la sonrisa de tu hermana, al valor de tu hermano.
Gracias a todos aquellos que la vida ha puesto en tu camino para ser luz y amor en tus pasos.
Gracias por ser tan valiente.
Gracias por no rendirte.
Gracias por resistir, incluso cuando todo dolía.
Hoy te libero de todas esas cargas que no te corresponden.
Hoy te doy la mano y juntas caminamos hacia un presente lleno de ternura, libertad y verdad.
Te amo con toda mi alma.
Con infinito amor,
Yo, tu adulta consciente.
Alejandra Alvarado.