La Casa de Merlin

La Casa de Merlin Es un lugar donde si eliges puedes abrir tu corazón a tu despertar interior.

En La Casa de Merlín encontrarás artículos para Feng Shui; Radiestesia; Inciensos; Amuletos, Productos para Aromaterapia; Sahumerios; Cuarzos y Piedras para armonizaciones; Velas preparadas y aromáticas; Ángeles; Libros de Metafísica y Regalos.

UN RELATO SOBRE AMORSe trata de dos hermosos jóvenes que se pusieron de novios cuando ella tenía trece y él dieciocho. V...
06/08/2025

UN RELATO SOBRE AMOR

Se trata de dos hermosos jóvenes que se pusieron de novios cuando ella tenía trece y él dieciocho. Vivían en un pueblito de leñadores situado al lado de una montaña. Él era alto, esbelto y musculoso, dado que había aprendido a ser leñador desde la infancia. Ella era rubia, de pelo muy largo, tanto que le llegaba hasta la cintura; tenía los ojos celestes, hermosos y maravillosos..
La historia cuenta que habían noviado con la complicidad de todo el pueblo. Hasta que un día, cuando ella tuvo dieciocho y él veintitrés, el pueblo entero se puso de acuerdo para ayudar a que ambos se casaran.
Les regalaron una cabaña, con una parcela de árboles para que él pudiera trabajar como leñador. Después de casarse se fueron a vivir allí para la alegría de todos, de ellos, de su familia y del pueblo, que tanto había ayudado en esa relación.
Y vivieron allí durante todos los días de un invierno, un verano, una primavera y un otoño, disfrutando mucho de estar juntos. Cuando el día del primer aniversario se acercaba, ella sintió que debía hacer algo para demostrarle a él su profundo amor. Pensó hacerle un regalo que significara esto. Un hacha nueva relacionaría todo con el trabajo; un pulóver tejido tampoco la convencía, pues ya le había tejido pulóveres en otras oportunidades; una comida no era suficiente agasajo...
Decidió bajar al pueblo para ver qué podía encontrar allí y empezó a caminar por las calles. Sin embargo, por mucho que caminara no encontraba nada que fuera tan importante y que ella pudiera comprar con las monedas que, semanas antes, había ido guardando de los vueltos de las compras pensando que se acercaba la fecha del aniversario.
Al pasar por una joyería, la única del pueblo, vio una hermosa cadena de oro expuesta en la vidriera. Entonces recordó que había un solo objeto material que él adoraba verdaderamente, que él consideraba valioso. Se trataba de un reloj de oro que su abuelo le había regalado antes de morir. Desde chico, él guardaba ese reloj en un estuche de gamuza, que dejaba siempre al lado de su cama. Todas las noches abría la mesita de luz, sacaba del sobre de gamuza aquel reloj, lo lustraba, le daba un poquito de cuerda, se quedaba escuchándolo hasta que la cuerda se terminaba, lo volvía a lustrar, lo acariciaba un rato y lo guardaba nuevamente en el estuche.
Ella pensó: "Que maravilloso regalo sería esta cadena de oro para aquel reloj." Entró a preguntar cuánto valía y, ante la respuesta, una angustia la tomó por sorpresa. Era mucho más dinero del que ella había imaginado, mucho más de lo que ella había podido juntar. Hubiera tenido que esperar tres aniversarios más para poder comprárselo. Pero ella no podía esperar tanto.
Salió del pueblo un poco triste, pensando qué hacer para conseguir el dinero necesario para esto. Entonces pensó en trabajar, pero no sabía cómo; y pensó y pensó, hasta que, al pasar por la única peluquería del pueblo, se encontró con un cartel que decía: "Se compra pelo natural". Y como ella tenía ese pelo rubio, que no se había cortado desde que tenía diez años, no tardó en entrar a preguntar.
El dinero que le ofrecían alcanzaba para comprar la cadena de oro y todavía sobraba para una caja donde guardar la cadena y el reloj. No dudó. Le dijo a la peluquera:
- Si dentro de tres días regreso para venderle mi pelo, ¿usted me lo compraría?
- Seguro - fue la respuesta.
- Entonces en tres días estaré aquí.
Regresó a la joyería, dejó reservada la cadena y volvió a su casa. No dijo nada.
El día del aniversario, ellos dos se abrazaron un poquito más fuerte que de costumbre. Luego, él se fue a trabajar y ella bajó al pueblo.
Se hizo cortar el pelo bien corto y, luego de tomar el dinero, se dirigió a la joyería. Compró allí la cadena de oro y la caja de madera. Cuando llegó a su
casa, cocinó y esperó que se hiciera la tarde, momento en que él solía regresar.
A diferencia de otras veces, que iluminaba la casa cuando él llegaba, esta vez ella bajó las luces, puso sólo dos velas y se colocó un pañuelo en la cabeza. Porque él también amaba su pelo y ella no quería que él se diera cuenta de que se lo había cortado. Ya habría tiempo después para explicárselo.
Él llegó. Se abrazaron muy fuerte y se dijeron lo mucho que se querían. Entonces, ella sacó de debajo de la mesa la caja de madera que contenía la cadena de oro para el reloj. Y él fue hasta el ropero y extrajo de allí una caja muy grande que le había traído mientras ella no estaba. La caja contenía dos enormes peinetones que él había comprado... vendiendo el reloj de oro del abuelo.
Si ustedes creen que el amor es sacrificio, por favor, no se olviden de esta historia. El amor no está en nosotros para sacrificarse por el otro, sino para disfrutar de su existencia.

El Brahmin HipócritaEn una casita rodeada por un encantador jardín vivía un brahmán. En el jardín había un buen número d...
31/07/2025

El Brahmin Hipócrita
En una casita rodeada por un encantador jardín vivía un brahmán. En el jardín había un buen número de plantas, flores y un hermoso árbol de mango. El brahmán era tenido por muy religioso y él mismo, sin recato, exigía la máxima distinción y respeto de todos sus vecinos. El hombre atendía primorosamente sus plantas y presumía de haber conseguido un vergel en esa pobre y sucia localidad de la planicie de la India. Pero he aquí que cierto día, una vaca entró en él y se comió parte del mango y muchas plantas. La vaca es por excelencia el animal más sagrado para los hindúes y máxime, pues, para los brahmanes, que son la casta más elevada. No obstante, el hombre, enfurecido y fuera de sí, comenzó a golpear de tal modo al pobre animal que terminó por matarlo. Los vecinos se enteraron del sacrilegio y acudieron, encolerizados, a pedir cuentas al brahmán. No podían creerlo: él, que predicaba la unidad de todo lo existente, había matado a una criatura tan sagrada. Comenzaron a increparle y el brahmán alegó:
—Queridos vecinos, estáis en un grave error. Sois unos ignorantes. Yo no la he matado. Soy un hombre santo; es el mismo Dios el que dirige mis manos y éstas, gobernadas por el Divino, han matado a la vaca. Estoy exento de cualquier culpa.
Dios escuchó al hipócrita brahmán y decidió encarnarse en un anciano yogui. Días después, el yogui pasó por el jardín del brahmán y exclamó:
—¿Qué lugar tan hermoso! Seguro que no hay otro más bello.
—Desde luego que no –repuso orgulloso el brahmán–.
En verdad es único.
—Pues debes de ser un excelente jardinero para haber podido cultivar un jardín tan espléndido. ¿O quizá otras manos te ayudan y no es obra tuya?
Colmado de vanidad, el brahmán dijo:
—Nadie me ayuda, buen hombre. Sólo mis manos han cuidado estas plantas que destacan por su frondosidad y hermosura, y que son la envidia de todos mis vecinos.
—Tus manos, ¿verdad? –dijo Dios con ironía–. Tú lo has dicho, bribón, tus manos y no las mías.
REFLEXIóN
La persona aviesa o desaprensiva recurre a menudo a toda suerte de hipócritas justificaciones o cínicos pretextos, con tal de no reconocer y asumir sus errores o sus conductas malevolentes; pero antes o después quedará al descubierto y, en cualquier caso, siempre es responsable de sus actos y sus consecuencias, y en su fuero interior sabe de su conducta pecaminosa. Conlleva en sí misma su propio castigo y antes o después es desenmascarada, porque como reza un antiguo adagio: «Lo único que distingue la verdad de la mentira es que la primera se mantiene siempre».

30/07/2025
¿Destino o libre Albedrío?Un grupo de aspirantes discutía acaloradamente sobre si existía o no el destino. No lograban e...
29/07/2025

¿Destino o libre Albedrío?
Un grupo de aspirantes discutía acaloradamente sobre si existía o no el destino. No lograban en absoluto ponerse de acuerdo, y las posturas de unos y otros eran cada vez más radicales. Acertó a pasar por allí un sabio y le pidieron que mediara en la discusión. Le expusieron el tema que estaban debatiendo y le cuestionaron si para él había destino o libre albedrío.
Tras reflexionar unos instantes, sosegadamente, el sabio aseveró:
—Sois como el cuervo y el búho: cada uno queriendo imponer al otro su punto de vista, si bien para el cuervo el día es el día y para el búho lo es la noche. ¿Por qué os extraviáis en actitudes tan radicales, en opiniones tan extremas?
Los aspirantes se sintieron muy desconcertados y has- ta un poco avergonzados.
—Os voy a contar una historia –agregó el sabio–. Se trataba de un magnífico zapatero, el mejor que nadie pudiera imaginar. Fabricaba los zapatos más bellos y a la vez más cómodos, pero he aquí, amigos míos, que nació en un país donde las personas carecían de pies. Eso es destino. Pero, escuchadme, no por ello el zapatero se amilanó, nada de eso. Como era muy creativo y sagaz, ¿para qué creéis que utilizó sus energías?
Los aspirantes se miraron, intrigados, entre ellos y no supieron qué responder. El sabio, sonriente, agregó:
—Pues utilizó sus facultades para comenzar a fabricar formidables guantes, puesto que en ese país las personas sí tenían manos. Eso es libre albedrío o voluntad.
El sabio saludó con un pausado gesto de la cabeza y se alejó, pero a pesar de sus acertadas enseñanzas, los aspi- rantes, frenéticos, siguieron polemizando entre sí, cada vez sosteniendo entre ellos posturas más extremadas.
REFLEXIóN
Hay destino y también libre albedrío. Naces en el curso de un río (un país, una familia, unas circunstancias...), que es el destino, pero dentro de él puedes nadar contra- corriente, dejarte llevar por las aguas, decantarte hacia una u otra ribera, sumergirte o nadar en la superficie, y todo ello es libre albedrío. Toda persona puede cuando menos cambiar sus actitudes internas y mejorar y, como decía un maestro, cuando no sea posible modificar las circunstancias externas, al menos podrá uno cambiar sus modos de reacción y tomar las cosas del modo más provechoso y constructivo.

SUEÑOS DE SEMILLAEn el silencio de mi reflexión percibo todo mi mundo interno como si fuera una semilla, de alguna maner...
26/07/2025

SUEÑOS DE SEMILLA
En el silencio de mi reflexión percibo todo mi mundo interno como si fuera una semilla, de alguna manera pequeña e insignificante pero también pletórica de potencialidades. ..Y veo en sus entrañas el germen de un árbol magnífico, el árbol de mi propia vida en proceso de desarrollo.
En su pequeñez, cada semilla contiene el espíritu del árbol que será después. Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol, cayendo en tierra fértil, absorbiendo los jugos que la alimentan, expandiendo las ramas y el follaje, llenándose de flores y de frutos, para poder dar lo que tienen que dar.
Cada semilla sabe cómo llegar a ser árbol. Y tantas son las semillas como son los sueños secretos.
Dentro de nosotros, innumerables sueños esperan el tiempo de germinar, echar raíces y darse a luz, morir como semillas... para convertirse en árboles.
Árboles magníficos y orgullosos que a su vez nos digan, en su solidez, que oigamos nuestra voz interior, que escuchemos la sabiduría de nuestros sueños semilla.
Ellos, los sueños, indican el camino con símbolos y señales de toda clase, en cada hecho, en cada momento, entre las cosas y entre las personas, en los dolores y en los placeres, en los triunfos y en los fracasos. Lo soñado nos enseña, dormidos o despiertos, a vernos, a escucharnos, a darnos cuenta.
Nos muestra el rumbo en presentimientos huidizos o en relámpagos de lucidez cegadora.
Y así crecemos, nos desarrollamos, evolucionamos... Y un día, mientras transitamos este eterno presente que llamamos vida, las semillas de nuestros sueños se transformarán en árboles, y desplegarán sus ramas que, como alas gigantescas, cruzarán el cielo, uniendo en un solo trazo nuestro pasado y nuestro futuro.
Nada hay que temer,... una sabiduría interior las acompaña... porque cada semilla sabe... cómo llegar a ser árbol...

LA ALEGORÍA DEL CARRUAJEUn día de octubre, una voz familiar en el teléfono me dice: -Salí a la calle que hay un regalo p...
19/07/2025

LA ALEGORÍA DEL CARRUAJE
Un día de octubre, una voz familiar en el teléfono me dice: -Salí a la calle que hay un regalo para vos.
Entusiasmado, salgo a la vereda y me encuentro con el regalo. Es un precioso carruaje estacionado justo, justo frente a la puerta de mi casa. Es de madera de nogal lustrada, tiene herrajes de bronce y lámparas de cerámica blanca, todo muy fino, muy elegante, muy "chic". Abro la portezuela de la cabina y subo. Un gran asiento semicircular forrado en pana bordó y unos visillos de encaje blanco le dan un toque de realeza al cubículo. Me siento y me doy cuenta que todo está diseñado exclusivamente para mí, está calculado el largo de las piernas, el ancho del asiento, la altura del techo... todo es muy cómodo, y no hay lugar para nadie más.
Entonces miro por la ventana y veo "el paisaje": de un lado el frente de mi casa, del otro el frente de la casa de mi vecino... y digo: "¡Qué bárbaro este regalo! "¡Qué bien, qué lindo...!" Y me quedo un rato disfrutando de esa sensación.
Al rato empiezo a aburrirme; lo que se ve por la ventana es siempre lo mismo.
Me pregunto: "¿Cuánto tiempo uno puede ver las mismas cosas?" Y empiezo a convencerme de que el regalo que me hicieron no sirve para nada.
De eso me ando quejando en voz alta cuando pasa mi vecino que me dice, como adivinándome: -¿No te das cuenta que a este carruaje le falta algo?
Yo pongo cara de qué-le-falta mientras miro las alfombras y los tapizados.
-Le faltan los caballos - me dice antes de que llegue a preguntarle.
Por eso veo siempre lo mismo -pienso-, por eso me parece aburrido.
-Cierto - digo yo.
Entonces voy hasta el corralón de la estación y le ato dos caballos al carruaje. Me subo otra vez y desde adentro les grito:
-¡¡Eaaaaa!!
El paisaje se vuelve maravilloso, extraordinario, cambia permanentemente y eso me sorprende.
Sin embargo, al poco tiempo empiezo a sentir cierta vibración en el carruaje y a ver el comienzo de una rajadura en uno de los laterales.
Son los caballos que me conducen por caminos terribles; agarran todos los pozos, se suben a las veredas, me llevan por barrios peligrosos.
Me doy cuenta que yo no tengo ningún control de nada; los caballos me arrastran a donde ellos quieren. Al principio, ese derrotero era muy lindo, pero al final siento que es muy peligroso.
Comienzo a asustarme y a darme cuenta que esto tampoco sirve.
En ese momento veo a mi vecino que pasa por ahí cerca, en su auto. Lo insulto: -¡Qué me hizo!
Me grita:-¡Te falta el cochero!
-¡Ah! - digo yo.
Con gran dificultad y con su ayuda, sofreno los caballos y decido contratar un cochero. A los pocos días asume funciones. Es un hombre formal y circunspecto con cara de poco humor y mucho conocimiento.
Me parece que ahora sí estoy preparado para disfrutar verdaderamente del regalo que me hicieron. Me subo, me acomodo, asomo la cabeza y le indico al cochero a dónde ir.
Él conduce, él controla la situación, él decide la velocidad adecuada y elige la mejor ruta.
Yo... Yo disfruto el viaje.
"Hemos nacido, salido de nuestra casa y nos hemos encontrado con un regalo: nuestro cuerpo.
A poco de nacer nuestro cuerpo registró un deseo, una necesidad, un requerimiento instintivo, y se movió. Este carruaje no serviría para nada si no tuviera caballos; ellos son los deseos, las necesidades, las pulsiones y los afectos.
Todo va bien durante un tiempo, pero en algún momento empezamos a darnos cuenta que estos deseos nos llegaban por caminos un poco arriesgados y a veces peligrosos, y entonces tenemos necesidad de sofrenarlos. Aquí es donde aparece la figura del cochero: nuestra cabeza, nuestro intelecto, nuestra capacidad de pensar racionalmente.
El cochero sirve para evaluar el camino, la ruta. Pero quienes realmente tiran del carruaje son tus caballos.
No permitas que el cochero los descuide. Tienen que ser alimentados y protegidos, porque... ¿qué harías sin los caballos? ¿Qué sería de vos si fueras solamente cuerpo y cerebro? Si no tuvieras ningún deseo, ¿cómo sería la vida? Sería como la de esa gente que va por el mundo sin contacto con sus emociones, dejando que solamente su cerebro empuje el carruaje. Obviamente tampoco podés descuidar el carruaje, porque tiene que durar todo el proyecto. Y esto implicará reparar, cuidar, afinar lo que sea necesario para su mantenimiento. Si nadie lo cuida, el carruaje se rompe, y si se rompe se acabó el viaje..."

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Manuel J. Clouthier 911-B, Col. Pilares
Metepec
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