11/08/2022
El duelo es un proceso para aprender a convivir con la ausencia, un reajuste emocional para aceptar la pérdida que nos devuelve a la realidad (ya sea de un ser querido, empleo, de la salud, etc.)
No es un proceso sencillo, habrá días en que el dolor parecerá ser más fuerte que nosotros mismos, no obstante, hay que recordar que la vida está compuesta por llanto, risas, logros, decepciones, etc. y son estos mismos los que le dan sentido a nuestra vida. Para transitarlo, será necesaria la voluntad y sobrevivir a él es todo un proceso, cada una de sus etapas nos ayudarán a disminuir el dolor por lo que será importante no evitarlo, esto nos hará más adaptables al cambio.
Para ello, deberás saber que las etapas del duelo no son lineales y cada persona las lleva de distinta manera, un duelo no es igual a otro duelo. Habrá quienes las vivan de forma más rápida o quienes parecen saltarse algunas etapas o quizá ir y venir después de espacios de aparente tranquilidad, y hay ocasiones en que estas se traslapan, comienza una cuando la otra aún no termina, como vemos las emociones se pueden sentir sin orden establecido, por lo que será de igual forma necesario, evitar comparaciones.
Según la Dra. Elisabeth Kubler-Ross, el duelo es el proceso mediante el cual aprendemos a lidiar con la realidad de una pérdida.
1.- Negación: Rechazo a la verdad, “no puedo creerlo, esto no puede pasarme a mí”.
Es normal en las primeras etapas entrar en shock, aislarse o actuar de forma frenética o parecer estar viviendo en una especie de “sueño” bloqueando de alguna forma la realidad, esto nos ayuda a alejarnos un poco del momento, de aquél trauma, y a la vez permite a nuestro cuerpo y mente reunir un poco de fuerzas, fuerzas que nos ayudarán poco a poco a ir despertando a una terrible verdad.
Esta etapa suele acompañarse de una tendencia al aislamiento, sin ánimos de nada. Se tratará entonces de evitar pedirle a la persona que “sea fuerte o que no llore”.
En el duelo hay un terrible dolor de cuerpo y del alma. Duele el pasado, presente y futuro, aquello que fue, es, será y lo que no será más, es no saber qué hacer ni hacia dónde ir.
¿Qué podemos hacer en esta etapa?
Lo cierto es que el cuerpo y la mente necesitan este proceso para recuperarse, negarle solo traerá problemas físicos y emocionales por lo que…
1.- Hay que evitar el aislamiento. De repente serán necesarios los tiempos a solas, quizá para meditar o simplemente respirar, pero es el contacto con otras personas el que nos ayudará a salir adelante. Será importante hablar con otros y expresar las emociones, hablar de la pérdida una y otra vez y no dudar en pedir ayuda. Hablar es desahogar nuestra pérdida.
2.- Cuidar la salud física. Hay que alimentarse bien, dormir bien y realizar ejercicio dentro de lo posible. Si existe pérdida de peso rápido y constante, será necesario acudir con su médico.
3.- Sacar la pena. Hablar y llorar como decíamos, nos puede ayudar. Las lágrimas ayudan a dejar fluir el dolor fuera de nosotros, es un momento de deshago para poder ver las cosas con claridad.
4.- Rutina diaria. Esto nos ayuda a volver a la normalidad. Las pequeñas cosas diarias nos mantienen ubicados en la realidad.
5.- Posponer las decisiones más importantes cuando esto sea posible. El dolor, la inestabilidad emocional pueden interferir con nuestro juicio lo que nos puede llevar a no tomar las decisiones más convenientes, por lo que será mejor posponerlas para cuando nos sintamos más tranquilos.
Y recuerda, cuando no puedas más, nunca dudes en pedir ayuda.