VIVO

VIVO Utilizando la naturaleza como herramienta en el diario vivir y reconociendo a Dios como el dador alegre.

16/03/2025

El cuerpo humano tiene 206 huesos en total, que se pueden clasificar en cinco tipos principales según su forma y función:

1. Huesos largos
Son más largos que anchos y están diseñados para soportar peso y facilitar el movimiento.

Ejemplos:
Fémur
Tibia
Peroné
Húmero
Radio
Cúbito
Falanges (dedos de manos y pies)

2. Huesos cortos
Son casi tan anchos como largos y proporcionan estabilidad y soporte con poco movimiento.

Ejemplos:
Huesos del carpo (muñeca)
Huesos del tarso (tobillo)

3. Huesos planos
Son delgados y planos, proporcionando protección a órganos y sirviendo como puntos de anclaje para músculos.

Ejemplos:
Cráneo (frontal, parietales, occipital, temporal)
Escápula (omóplato)
Esternón
Costillas

4. Huesos irregulares
Tienen formas complejas que no encajan en otras categorías.

Ejemplos:
Vértebras
Mandíbula
Sacro
Cóccix
Huesos del oído (ma****lo, yunque y estribo)

5. Huesos sesamoideos
Son pequeños y redondos, incrustados en tendones, y ayudan a reducir la fricción y la presión en las articulaciones.

Ejemplos:
Rótula (patela)
Algunos huesos pequeños en los tendones de las manos y pies

15/03/2025
06/11/2024

Miércoles, 06 nov 2024

Así es Dios

Un Dios que ama a los que otros odian

«No he venido a llamar a justos sino a pecadores, para que se arrepientan»
Lucas 5:32

En mi opinión, los fariseos tenían dos especialidades: arruinar la vida de las personas a quienes lograban hacerles creer que es posible ganarse la salvación por medio de las obras, y darle excelentes oportunidades a Jesús para mostrarnos cómo es Dios realmente. El retrato divino del texto de hoy lo tenemos gracias a que los fariseos preguntaron a los discípulos de Jesús por qué este comía y compartía con publicanos y pecadores. No malgastaremos el breve espacio de una reflexión matinal analizando lo que esta pregunta revela de quienes la formularon, sino que nos centraremos en ver lo que la respuesta de Jesús nos revela acerca de Dios.

En primer lugar, es maravilloso ver a Jesús compartiendo con pecadores y con publicanos, esa “gente rara” a quienes los fariseos odiaban, mientras los “honorables” fariseos estaban tan ocupados siendo “santos” que dedicaban el tiempo a criticar a Jesús y a intentar entramparlo para darle fin. ¿Te has preguntado cómo trataríamos hoy en la iglesia a una persona que, al estilo de Jesús, se juntara con “gente rara”, demasiado pecadora? Yo veo en este retrato que, para Dios, esas personas a las que los que se creen santos consideran pecadoras son valiosas, y le gusta estar con ellas con la intención de llevarlas a la fe.

Por otro lado, Jesús mostró que Dios no se acerca a los pecadores con una actitud de juez que viene a condenar, sino de médico que ve a un enfermo necesitado de ayuda. Los fariseos creían que los publicanos y los pecadores no merecían tener acceso a Dios, pero al creer así mostraban que no conocían a Dios. Cristo dejó en claro que Dios ama a los pecadores y que no los busca para condenarlos, sino para sanarlos y salvarlos. Por eso él no vino a llamar a justos, sino a ofrecer a esos condenados una vía de escape hacia la salvación a través del arrepentimiento.

¡Qué bueno es nuestro Dios! Le fallamos, nos alejamos de él y, en lugar de rechazarnos y condenarnos, nos llama así como estamos, y nos ofrece un arreglo que nos permita ser reconciliados con él. Puede ser que en la iglesia hoy los fariseos ocupen los mejores lugares y no permitan que ningún “publicano” se acerque, pero en el Cielo, por la gracia de Dios, serán aceptados todos los que, con arrepentimiento, hayamos respondido a su llamado. Confío en que tú y yo seremos parte de ese grupo.

Roberto Herrera

06/11/2024

Miércoles, 06 nov 2024

Decídete hoy

El reto de atalanta

«Por esta causa debernos prestar mucha más atención al mensaje que hemos oído, para que no nos apartemos del camino». Hebreos 2:1

Atalanta era una cazadora valiente y hermosa, reconocida por su increíble velocidad y habilidad con el arco y la flecha. Había hecho un juramento de casarse con quien la venciera en una carrera, pero aquellos que perdieran enfrentarían la pena de muerte. Hipómenes, un joven audaz y enamorado, decidió aceptar el desafío. Durante la carrera, llevaba consigo tres manzanas doradas para distraer a Atalanta, arrojándolas una tras otra. Atalanta, cautivada por su brillo, se detuvo para recogerlas. Gracias a este astuto plan, Hipómenes logró vencerla y ganar su mano en matrimonio.

Esta leyenda de Atalanta e Hipómenes nos brinda una valiosa lección sobre la importancia de mantenernos enfocados en el camino correcto. Al igual que Atalanta se distrajo por las manzanas doradas, nosotros también enfrentamos tentaciones y distracciones en nuestra vida cristiana. El mundo que nos rodea está lleno de cosas brillantes y atractivas que pueden desviar nuestra atención y alejarnos de la verdad.

Alguien podría decir que no hay nada de malo en disfrutar de las cosas buenas que Dios nos ha dado en esta vida, como el amor, el dinero, el placer o el éxito. Y tiene razón, siempre y cuando esas cosas no se conviertan en ídolos que ocupen el lugar de Dios en nuestro corazón. Pero si ponemos nuestra confianza y nuestra felicidad en lo temporal y lo material, estamos cometiendo un grave error.

La Biblia también nos dice que debemos pensar en «todo lo verdadero, en todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable, en todo lo que tiene buena fama [...] en todo lo que merece alabanza» (Filipenses 4:8).

¿Qué distracciones o tentaciones enfrentas en tu vida cristiana que pueden desviar tu atención del camino correcto? Además, ¿de qué manera puedes mantener tu enfoque en «todo lo verdadero, en todo lo que es digno de respeto, [...] en todo lo que merece alabanza»?

No dejes que las manzanas doradas del mundo te aparten del camino de la verdad. Recuerda que solo en Dios encontrarás la verdadera felicidad y el verdadero propósito de tu vida.

Sergio V. Collins

05/11/2024

Martes, 05 nov 2024

Así es Dios

Un Dios que nos da lo que necesitamos

«Jesús le dijo: ‘Sígueme’»
Lucas 5:27

Jesús hacía cosas que pueden parecernos extrañas, como pasar cerca de una persona con la que no tenía relación alguna y, de buenas a primeras, decirle: “Sígueme”. Esto lo hizo, por ejemplo, con Leví. ¿Por qué actuó así Jesús? Porque siempre le daba a cada uno exactamente lo que más necesitaba, según su santa voluntad. ¿Era seguir a Jesús lo que necesitaba Leví? Sin duda.

Leví era publicano, es decir, recaudador de impuestos cobrados a sus hermanos judíos para entregar a las autoridades romanas. Los publicanos eran vistos por sus compatriotas como traidores a su nación y abusivos, y eran considerados una lacra social porque se habían vendido al enemigo opresor a costa de su propio pueblo. No es difícil imaginar que tal vez a Leví le hubiese caído mejor una buena charla que lo ayudara con su posible baja autoestima, o unas palabras de recomendación con el rabino de la sinagoga de su pueblo para que lo aceptara en las reuniones, tal vez un sermón sobre cómo cobrar impuestos honradamente, o un seminario sobre la importancia de ser íntegro. Sin embargo, Jesús solo le dijo: “Sígueme”. Parece sencillo, pero no lo es. Te aseguro que cualquiera de las otras cosas era mucho más fácil de recibir o de hacer que esta orden.

Seguir a Jesús era una invitación a experimentar un cambio radical. Para Leví, era un desafío a abandonar la vida antigua, los negocios, el trabajo, los amigos, las prácticas de antes, y decidirse a hacer de Cristo su maestro y el centro de su existencia a partir de ese momento. Debemos notar que no fue Leví quien vino a Jesús, sino que Jesús pasó cerca de él. Por eso no le preguntó “Qué quieres que te dé”, sino que le ofreció lo que aún Leví no tenía y que a todas luces le faltaba. Jesús sabía que, si Leví lo seguía, su autoestima sanaría, su condición social y espiritual sería reivindicada, y encontraría la paz de estar a bien con Dios y con los hombres.

Hoy Dios te dice a ti:

“Sígueme”.

Tal vez la forma en que te lo está diciendo te resulta extraña, porque Jesús no se atiene a convencionalismos sociales. Tal vez no es fácil de recibir o de hacer. Pero al contemplar a Jesús hoy diciéndote “sígueme”, no olvides que él siempre te da lo que realmente necesitas, según su santa voluntad.

Nada puede ser mejor que estar donde él quiere que estés y hacer lo que él quiere que hagas.

Roberto Herrera

05/11/2024

Martes, 05 nov 2024

Decídete hoy

La ilusión de la mafia

«¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida?» Marcos 8:36

La revista norteamericana Time entrevistó en 1991 a Nicolás Caramandi, asesino a sueldo de la mafia, quien se había declarado culpable de as*****to, fraude organizado y extorsión. Durante la entrevista se refirió al estilo de vida lujo y disoluto de los dirigentes mafiosos que piensan haber alcanzado el éxito. Dijo: «Es lo máximo a lo que un ser humano puede aspirar. Las sensaciones son tan únicas y exquisitas y la diversión están intensa. Cuando uno estornuda aparecen quince pañuelos. A cualquier parte que uno vaya, la gente se desvive por atenderlo y complacerlo. En un restaurante, los mozos hacen salir a los comensales que se encuentran en la mejor mesa para dársela al capo mafioso. Hay tanta exquisitez, respeto y dinero» .

Sin embargo, a pesar de todas las supuestas ventajas y lujos que describió Nicolás Caramandi, la pregunta que Jesús plantea en el versículo citado nos hace reflexionar sobre el verdadero significado de la vida y el propósito que tenemos como seres humanos. Si nuestro único objetivo es acumular riquezas materiales y disfrutar de los placeres fugaces que este mundo ofrece, ¿realmente estarnos viviendo una vida plena y significativa?

En contraposición, la Biblia nos anima a buscar primero el reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33). Esto implica poner a Dios en el centro de nuestras vidas y permitir que su voluntad dirija nuestros pasos. No significa que debamos renunciar a nuestros sueños y ambiciones, sino que debemos tener una perspectiva adecuada y equilibrada. Cuando buscamos agradar a Dios en todo lo que hacemos, descubrirnos un propósito más profundo y trascendental para nuestra existencia.

Además, cuando ponemos nuestra confianza en Dios, podemos experimentar una paz y una alegría que el mundo nos puede quitar. Jesús dijo: «Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo» (Juan 16:33, NTV). La verdadera felicidad no se basa en las circunstancias externas, sino en la relación personal con nuestro Creador y Salvador.

Por eso, no te dejes engañar por la ilusión que producen las riquezas, la fama y el poder; en cambio, fortalece cada día tu relación con Dios, el único que puede ofrecer paz verdadera y vida eterna.

Sergio V. Collins

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