23/10/2025
🧠 ❌La depresión no es solo un desequilibrio químico
Durante años se ha explicado la depresión como un problema biológico, una alteración de neurotransmisores o un mal funcionamiento cerebral.
Pero la evidencia conductual nos muestra otra forma de entenderla: desde el contexto y la interacción con el entorno.
En su artículo “La activación conductual y la desmedicalización de la depresión”, Marino Pérez Álvarez (Universidad de Oviedo) propone mirar más allá del cerebro y entender la depresión como un patrón aprendido que se construye y mantiene en la vida cotidiana.
La depresión no aparece de la nada.
Suele comenzar con circunstancias difíciles —pérdidas, conflictos, estrés, aislamiento— que poco a poco llevan a una pérdida de alicientes: se abandonan actividades valiosas, se reduce el contacto con otros y la vida empieza a sentirse vacía.
Lo que llamamos “síntomas” —tristeza, desánimo, fatiga— no son causas internas, sino efectos del contexto.
Y ante ese malestar, la persona tiende a evitar: quedarse en casa, aislarse, rumiar pensamientos.
Esa evitación alivia por un momento, pero mantiene el problema a largo plazo.
El cerebro, por supuesto, participa en todo esto: hay cambios en la actividad neural y en los sistemas de recompensa.
Pero estos no son la causa, sino la consecuencia de cómo vivimos, actuamos y aprendemos a relacionarnos con nuestro entorno.
La activación conductual se convierte así en una de las estrategias más efectivas: volver a actuar, reconectar con actividades significativas y recuperar los reforzadores que sostienen el bienestar.
💬 Desmedicalizar la depresión no significa negar la biología, sino devolver el protagonismo a la experiencia, al contexto y a la posibilidad de cambio.