
28/07/2025
“Cuando no puedas con él, primero sostente tu” 🩵
“No es su culpa… pero ya no lo soporto”
No es tu hijo el insoportable. Es tu cansancio el que está gritando a través de él.
Hay un momento en la crianza donde el amor no alcanza.
Donde todo molesta. Donde cualquier cosa explota.
Y donde tu hijo, el que amas, se vuelve el disparador de todo lo que te supera.
Lo llamas “intenso”, “insistente”, “desobediente”... pero lo que pasa es otra cosa:
👉 Tú estás desbordado. Y no sabes cómo sostenerlo sin romperte.
Según Laura Gutman (La maternidad y el encuentro con la propia sombra), los adultos no colapsan por el niño… sino por la acumulación de frustraciones no dichas, emociones no resueltas, y una exigencia de ser perfectos que aplasta.
TESTIMONIO REAL:
“Tenía hambre. Solo pedía que lo escuche. Yo estaba agotada. Lo grité. Me encerré en el baño. Lloré de rabia. Me dije en voz baja: ‘No lo soporto más’. Y fue real. Y me dolió. Porque también me dolió ser yo.”
EJEMPLO + EJERCICIO PRÁCTICO
🧠 Situación típica:
Te pide algo por décima vez. Estás cansado. Te interrumpe. No obedece. Lo gritas. Él llora. Tú te sientes peor.
🎯 Alternativa concreta – 3 pasos para el caos cotidiano:
1. Reconócelo (en voz alta o mentalmente): “Estoy al borde. No estoy bien.”
2. Haz una pausa física breve: 30 segundos, respira, sal del cuarto si puedes.
3. Vuelve y conecta sin exigencia: “Necesito un respiro. Y también quiero ayudarte. Vamos despacio.”
🧷 Recuerda esta frase:
“Cuando no puedas con él, sostente tú primero.”
CONSEJO FINAL:
Sentirte al límite no te hace mala madre ni un mal padre.
Te hace humano.
Pero si no lo nombras, lo revientas. Y si lo revientas, el que paga es tu hijo.
👉 El problema no es que te canses. El problema es no tener herramientas para el cansancio.
Bajar las expectativas: no todo tiene que resolverse ya.
Tener una red, aunque sea una sola persona con quien desahogarte.
Decirte a ti mismo: “No estoy fallando. Estoy agotado.”
No es magia.
Es cuidado emocional diario.
Y nadie te lo enseñó, pero puedes empezar ahora.
No lo soportas.
Pero no es él.
Era tu cuerpo gritando descanso.
Y tu alma pidiendo ayuda.