17/05/2021
La verdad es una palabra.
La verdad es una palabra que denota un efecto, un resultado que, al realizar toda comprobación mediante la meditación, reflexión, observación y discernimiento, nos conectamos con el espíritu de la verdad que no se contradice. Esta verdad traspasa inconmensurables planos de consciencia, dimensiones paralelas e indescriptibles experiencias para situarse más allá de la dualidad, de la tercera dimensionalidad. Más allá de una verdad relativa dimensional donde dos más dos no son cuatro.
Verdad observada por la humanidad a través de los sentimientos, emociones, preocupaciones materiales y espirituales. En esta verdad relativa emergen las creencias, los fetiches, los rituales, las idolatrías, los dioses, las religiones, sectas, aquelarres, grimorios. Leyes creadas por el hombre, leyes que se ajustan a la moral, a la justicia social y a los derechos humanos, que se aplican en el libre albedrío o en nombre de Dios jurando ser los verdaderos constructores de una nueva dimensión del pensamiento evolutivo más material que espiritual, “en beneficio de la humanidad pobre, miserable”, marginada abandonados a su suerte. Hay verdades y verdades.
Siendo esta observación más material que espiritual, la verdad se contradice porque es apócrifa, utilizada a los intereses creados de los que aspiran en esta dimensión material, el poder, la ambición desmedida, el confort, la opulencia, la riqueza y otros deseos ocultos, desconocidos que afloran y salen a la superficie desde el subconsciente a la consciencia humana en proceso de evolución a través del imperfecto y defectuoso vehículo carnal, (materia-energía) que sigue perfeccionando de la noche de los tiempos.
Vehículo carnal, cerebral, orgánico, linfático, nervioso, óseo, celular. Vehículo amorfo esperando la primera encarnación de la chispa divina individualizada en un cuerpo etérico llamado ego, mente, consciencia, la entidad, la personalidad proyectada del núcleo de la micro y macro matriz cósmica del alma etérica. Ego, mente, consciencia que se manifestara a la dualidad, a la tercera dimensionalidad a través de este vehículo que se irá perfeccionando en millones de existencias planetarias. Un auto desafío complejo y misterioso, un plan de la divinidad absoluta, eterna, omnisciente, omnipotente, perfecta en sus perfecciones sin nombre ni forma, para liberarse como la chispa divina de sus múltiples y finitas manifestaciones, del laberinto dual, tridimensional, existencial, de la vida en incontables universos, vías lácteas, galaxias, mundos, sistemas planetarios, humanidades terrestres y extraterrestres emanados mediante su pensamiento.
La verdad absoluta y eterna esta más allá de lo mencionado arriba, para lograr esta liberación existencial, dual, tridimensional es importante la evolución espiritual (porque lo material se diluye en la mal llamada muerte) mediante la meditación, reflexión, observación, contemplación y discernimiento sin miedos ni barreras, parámetros, esquemas, creencias arcaicas, antagónicas y obsoletas, fetiches, idolatrías, supersticiones, supersticiones aceptadas como ciencias, aquelarres y grimorios.
Así muramos incontables veces, en un círculo vicioso de reencarnaciones planetarias, estancados en la vida, más material que espiritual, estaremos dormidos y encandilados como las luciérnagas a la luz, al fuego fatuo de la imaginación, aceptando el efecto por la causalidad.
Meditación, reflexión, observación, contemplación y discernimiento.