25/01/2022
Los antibióticos a veces curan, a veces no. Pero siempre hacen daño.
Suena un poco lapidario. (¿Un poco?)
Pareciera que quien esto escribe, o sea, yo; tuviera algo en contra de los antibióticos.
Pues bien: sí.
Sin excepción, no existe antibiótico que no tenga efectos secundarios indeseables, y si nos extendemos un poquito más, podemos decir lo mismo de cualquier fármaco.
El niñito que me inspira esta nota tiene cinco años. Ha recibido más antibióticos que los que he recibido yo en toda mi vida, y se los digo sin exagerar, para aquellos que levantaron la ceja.
Es impresionante la manera en que recetamos antibióticos en nuestro país.
Este pequeñito, quien por cierto tiene una disbiosis, es decir, una alteración de la microbiota intestinal (flora intestinal) causada por medicamentos, cada vez que va al doctor regresa a casa con su amoxicilina o inyecciones de amikacina o ceftriaxona. Le han dado trimetropim con sulfametoxazol, cefixima, cefalexina, penicilina inyectada y eritromicina, entre otros. Todo esto en los últimos dos años y lo sé porque su mamá me mostró las recetas.
No es ninguna excepción.
Por estadística y por lo indagado en la historia clínica puedo decirle a su mamá que al menos el 90% por ciento de esas prescripciones fueron innecesarias.
Y puedo asegurarle además, que en el 100% de las mismas hubo un daño colateral.
La disbiosis durará, y serán días difíciles, con diarrea y molestias intestinales. No se revierte de la noche a la mañana.
Los antibióticos también son una bendición. Curan enfermedades que antes nos llevaban a la muerte irremediable o a secuelas de por vida.
Pero mal prescritos, no.
Si a tu niño le recetan antibióticos cada vez que va al doctor, quizá sea tiempo de buscar otra opinión.
¡Saludos!
Dr..Estrada.Retes
Tomado del muro del Dr. Estrada.Retes