23/09/2025
QUÉ ES EL HÍGADO GRASO NO ALCOHÓLICO Y CÓMO SE PUEDE REVERTIR
El hígado graso no alcohólico (HGNA), también llamado esteatosis hepática no alcohólica, es una condición en la que se acumula un exceso de grasa en las células del hígado sin que exista consumo significativo de alcohol como causa. Se ha convertido en la enfermedad hepática crónica más común en el mundo, estrechamente ligada a la obesidad, la resistencia a la insulina, la diabetes tipo 2 y el síndrome metabólico.
En su fase inicial, el hígado graso suele ser silencioso: la mayoría de las personas no presentan síntomas evidentes. Sin embargo, con el tiempo puede progresar hacia esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), una forma más agresiva con inflamación y daño celular que puede evolucionar a fibrosis, cirrosis e incluso cáncer de hígado. Por ello, detectarlo de manera temprana es crucial para prevenir complicaciones mayores.
¿Por qué ocurre?
El hígado es el órgano encargado de procesar grasas y carbohidratos. Cuando la ingesta calórica es excesiva y se combina con resistencia a la insulina, el hígado empieza a acumular triglicéridos en sus células. Factores como el sedentarismo, la obesidad abdominal, la dieta rica en azúcares y grasas saturadas, así como la predisposición genética, aumentan el riesgo de desarrollar esta enfermedad silenciosa.
¿Se puede revertir?
La buena noticia es que, en sus fases iniciales, el hígado graso no alcohólico es reversible. La base del tratamiento no es un fármaco específico, sino cambios en el estilo de vida:
Pérdida de peso gradual: reducir entre un 7% y 10% del peso corporal puede mejorar significativamente la acumulación de grasa en el hígado.
Alimentación equilibrada: priorizar frutas, verduras, legumbres, granos integrales, pescado y aceite de oliva, mientras se reducen los azúcares simples, ultraprocesados y grasas saturadas.
Actividad física regular: al menos 150 minutos semanales de ejercicio aeróbico, complementados con ejercicios de fuerza, ayudan a mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir la grasa hepática.
Control de enfermedades asociadas: mantener bajo control la diabetes, la hipertensión y el colesterol alto es fundamental.
Evitar alcohol y fármacos hepatotóxicos: aunque no sea causado por alcohol, este agrava el daño hepático.
Un órgano que puede regenerarse
El hígado posee una notable capacidad de regeneración, lo que significa que, si se eliminan los factores que lo dañan, puede recuperar su estructura y función. Sin embargo, si el proceso avanza a estadios de fibrosis avanzada o cirrosis, la reversibilidad es limitada y el daño se vuelve permanente.
El hígado graso no alcohólico nos recuerda que el estilo de vida es un pilar fundamental de la salud. Cuidar la alimentación, mantener un peso adecuado y moverse con regularidad no solo previene esta enfermedad silenciosa, sino que también protege a todo el organismo de las consecuencias del exceso de grasa y el desequilibrio metabólico.