20/06/2024
¿Cómo saber que llego a su fin mi relación de pareja?
Todos al iniciar una relación pensamos en lo increíble que nos sentimos y creamos muchas expectativas sobre ese ser maravilloso que ha llegado a nuestra vida, esta emoción impide a las personas ver el desarrollo real de dicho vínculo afectivo y por ende no facilitar que las personas reconozcan y acepten cuando dicha relación llegue a su final.
Para el psicólogo norteamericano John Gottman y existen cuatro actitudes altamente negativas y destructivas dentro de una pareja que al ponerse en movimiento dará por terminado el amor y con ello el final de la relación.
Es importante aclarar que estas cuatro actitudes no son las que generan los conflictos dentro de la pareja, al contrario, estas son el resultado de las interrelaciones entre la pareja, propiciando en la pareja un patrón de respuesta negativa, indiferente y menosprecio al otro, que al no comunicarse, trabajarlos y acordarlos van afectando la dinámica que al inicio la pareja tenía.
Esas actitudes que Gottman menciona, las denomina “los cuatro jinetes del apocalipsis”, los cuales resulta ser altamente predictores del fracaso de las relaciones, mucho más, cuando no se les identifican a tiempo o no se hace nada para reparar el daño, agudizándose en momentos vulnerables e incrementándose con el paso del tiempo.
Ahora definamos entonces estás cuatro actitudes altamente negativas que de presentarse en una pareja la sumergen en una espiral autodestructiva e inevitable cuando ya está en movimiento dentro de la dinámica de pareja.
La primera de ellas es “LA CRÍTICA”, la cual se caracteriza por manifestar de forma constante una descalificación sobre variables personales, que se transforma en ataques implacables y/o excesivos sobre aspectos de la personalidad de la pareja.es decir, esto va más allá de una queja o una simple protesta, la crítica implica un atentado contra la autoestima y el autoconcepto de la otra persona, de este modo, aquel que hace uso de ella enuncia un juicio valorativo, altamente negativo sobre el carácter del otro y no sobre sus actos.
Sin embargo, el impacto emocional de la crítica es sumamente corrosivo, pues deja al receptor con altos niveles de disgusto, vergüenza y humillación. Si bien es cierto que es saludable conversar y plantear los desacuerdos, el hecho de atacar la personalidad y el carácter de la pareja ya es pasar a un nivel negativo de interacción con el otro, que pone en riesgo la relación.
La segunda es “LA ACTITUD DEFENSIVA”, esta es una respuesta de defensa casi automática y rígida a una situación percibida como ataque, donde se busca de manera primordial eludir el compromiso y la cuota de responsabilidad resultante de cualquier conflicto, desvalorando las percepciones de la pareja, a través de un discurso casi escandalizador que busca repeler las responsabilidades adquiridas en el problema
Las estrategias de esta actitud es el uso constante de la negación o un discurso cargado de excusas y explicaciones que en oportunidades son inventadas. En otros casos, se utiliza como recurso la queja constante o el contraataque, todo esto con el fin de no admitir los errores cometidos. Con estos argumentos, se busca culpar implícitamente a la pareja de las situaciones negativas de la relación, invalidando la queja que el otro pueda tener. El mensaje que se transmite es: “Yo no soy el problema” o “Ese no es mi problema”. Lo que genera en la pareja un sentimiento de invalidez, de hipersensibilidad sobre la responsabilidad proyectada del malestar del otro.
La tercera es “LA INDIFERENCIA” esta actitud o jinete se caracteriza por el uso de una postura evasiva constante o actitudes de distanciamiento del otro, se evidencia un marcado refugio en sí mismo, desconectándose de la relación como si no le importara. También es común de este modelo la proyección de la superioridad sobre el otro, dejando de lado las emociones, pensamientos e ideas de la pareja por considerarles poco valiosos.
Las herramientas de esta actitud es el uso de la mirada esquiva, la inexpresividad, las respuestas de tipo lacónicas (respuesta breve y concisa) o la utilización recurrente del silencio. Con esta actitud se proyecta a la pareja su desacuerdo, su condena a esa expresión o el minimizar la queja que hace su pareja.
Cuando esta táctica es utilizada como modo de defensa, para no atacar a la pareja, pero se abusa de ella, entonces se refleja el deseo de escapatoria de la dinámica relacional, produciendo en el receptor sentimientos de incomprensión, desanimo, desamor u olvido.
La cuarta es “EL DESPRECIO”, Esta última actitud o jinete implica una constante falta de respeto hacia la dignidad e integridad del otro, actitud que va desde un simple mirar como menos a la pareja, hasta sentir hacia esta aversión al punto de caer en la violencia. En este estilo de interacción se recurre al sarcasmo, al uso de expresiones faciales de desprecio, disgusto, de hostilidad y la violencia (verbal y/o física).
Las accione utilizadas en este nivel van desde la ridiculización del otro a través de la burla, hasta el insulto directo. Inclusive patrones de infidelidad donde se deja claro que se desea o se valora más al que cumple el rol de amante que a la pareja, es otra forma de dar muestra evidente del desprecio que se siente hacia esta.
Estas actitudes negativas ponen de manifiesto el desprecio hacia la pareja, en donde los pensamientos negativos y el resentimiento hacia el otro se va acumulando a través del tiempo, llegando al punto de devaluar a la pareja hasta asumir que esta es indigna de recibir amor.
Es importante mencionar que estas actitudes son mecanismos de comunicación que se gestan desde el inicio de la relación y que tienen su movilidad en esos momentos de vulnerable de la pareja. No hay que olvidar que el desprecio es la actitud de mayor grado de destrucción dentro de la pareja, por las implicaciones en el campo de la violencia emocional y física. Además de dejar claramente al descubierto que se rechaza al otro y se le sentencia con un veredicto de culpabilidad sobre las tragedias que se suscitan en la dinámica relacional.
Es de suma importancia que comprendas que las diferencias o discusiones no son negativas en sí mismas, ya que es importante manifestar o compartir los sentimiento o emociones que tienes con su pareja, lo verdaderamente importante para manejar estos momentos en la pareja es la capacidad de asertividad, madurez, inteligencia emocional que pongas en movimiento en ese momento, para manifestarle a tu pareja la responsabilidad emocional que tienes con esa persona. Por ello pregúntate en este momento que estoy construyendo con mi pareja, que tan resiliente estoy siendo y que grado de responsabilidad tengo en todo esto.