20/06/2025
🧠 Detrás del berrinche, hay una necesidad no satisfecha
Cuando un niño tiene un berrinche —grita, llora, golpea, se tira al piso, se niega o se aísla— no está “portándose mal” ni tratando de manipularnos. Está haciendo lo que puede con los recursos que tiene para comunicar algo que aún no logra poner en palabras.
En la infancia, especialmente en los primeros años o cuando hay experiencias de trauma o abandono temprano, la regulación emocional depende en gran medida del adulto que acompaña. Un berrinche no es un problema de conducta: es una señal de que algo en el entorno o en el interior del niño le resulta abrumador.
👉 Lo que vemos como conducta “difícil” muchas veces es una expresión de:
Miedo o inseguridad
Frustración acumulada
Necesidad de conexión o atención
Hambre, sueño, sobreestimulación
Dolor físico o emocional
Recuerdos corporales de experiencias pasadas
⚠️ Si respondemos con enojo, juicio o castigo, podemos silenciar la conducta momentáneamente, pero dejamos sin atender la necesidad de fondo.
🫂 En cambio, cuando acompañamos desde el vínculo —con calma, presencia y empatía—, ayudamos a que el niño se sienta seguro, comprendido y capaz de autorregularse con el tiempo.
🔄 La crianza respetuosa no significa dejar que todo pase, sino comprender qué hay detrás de las reacciones intensas para poder responder con límites firmes y afectuosos a la vez.
💬 ¿Has logrado mirar la emoción detrás de un berrinche? ¿Cómo ha cambiado tu forma de acompañar esos momentos? Te leemos.