11/12/2024
Cuando una persona se comporta de una determinada manera, usualmente se atribuye su causa a emociones o algún factor “interno”. Evidentemente aquella posición refleja un mal entendimiento de los factores que determinan nuestro comportamiento y, por ende, una mala evaluación de la misma. No es que, por ejemplo, aquella persona haya contestado de una forma inapropiada porque se molestó, sino que contestó de una forma inapropiada y se molestó debido a una serie de factores que influyeron y continúan influyendo en su conducta.
La manera de evaluar un problema psicológico frecuentemente es ineficiente, y esto no sólo se puede apreciar en el campo clínico, sino también en otras áreas donde la labor del psicólogo resulta relevante.
Como resultado de tal escenario podemos también ver a diversos profesionales de la salud mental proponiendo explicaciones basándose en plenas etiquetas diagnósticas (y no diagnósticas) como si se tratase de alguna enfermedad; que aquella persona se comporta así porque es evitativa, que esa otra hace esto porque tiene ansiedad…, son afirmaciones que no llevan a nada pero que, de manera irresponsable, sirven como cimientos improvisados de un abordaje terapéutico que hace más daño que bien.