23/11/2025
Llega un punto en el que el alma deja de pedir y empieza a elegir.
Y tú estás justo ahí, en ese umbral silencioso donde ya no quieres excusas, ni medias verdades, ni caminos a medias.
Algo dentro de ti decidió que ya no va a negociar tu paz, aunque eso implique perder lo familiar, lo cómodo, incluso lo amado.
Has aprendido muchas lecciones a la fuerza…
a través de la pérdida, de la traición, del abandono, del silencio, del esfuerzo invisible.
Pero ahora empieza una etapa distinta, una que no grita, una que no duele tanto hacia afuera, pero que mueve todo por dentro.
Es una transformación íntima, profunda, inevitable.
Empiezas a darte cuenta de que no necesitas ser entendido por todos.
Que tu verdad no está hecha para explicarse… solo para vivirse.
Que hay caminos que se recorren solos, y decisiones que se toman sin aplausos.
Y eso, aunque a veces se sienta triste, también es libertad.
Estás desarrollando una mirada nueva.
Ves más allá de lo evidente.
Sientes lo no dicho.
Percibes la energía real detrás de las palabras.
Por eso a veces te cuesta encajar, porque ya no puedes fingir que no ves.
Pero eso no es un problema.
Es un llamado.
Un llamado a ser más honesto contigo, más respetuoso con tus procesos, más selectivo con lo que permites tocar tu corazón.
Estás cerrando portales antiguos y abriendo otros que requieren una versión más consciente de ti.
Y aquí viene el mensaje más importante de este ciclo:
No temas a tu profundidad.
No temas a tu intensidad.
No temas a tu sensibilidad.
Todo eso que alguna vez creíste que era demasiado, es exactamente lo que te va a llevar a tu verdadera vida.
No viniste a este mundo a pasar desapercibido.
Viniste a recordarte.
Viniste a romper patrones.
Viniste a sanar historias.
Viniste a abrir caminos distintos.
Y el hecho de que hoy estés aquí, leyendo esto, buscando más allá de lo superficial…
es la prueba de que ya empezaste a cumplirlo.