30/10/2025
La culpa ¿real o neurótica?
Según Viktor Frankl, existen dos tipos de culpa fundamentalmente distintos: la culpa real y la culpa neurótica. Esta distinción es crucial, ya que la forma de abordar cada una es diferente y tiene un impacto en la salud mental de la persona.
La culpa real proviene de una acción concreta y deliberada en la que la persona se ha equivocado, ha cometido un error o ha causado un daño genuino a sí misma o a otros.
La culpa real es un sentimiento sano y productivo, nos invita a la introspección y nos motiva a asumir nuestra responsabilidad, reparar el daño y evitar repetir el error en el futuro. El arrepentimiento honesto es la forma de aceptar esta responsabilidad.
La culpa neurótica, esta no está vinculada a una falta real o proporcional a la acción cometida. Es una culpa desproporcionada que a menudo surge del miedo o la obsesión y puede estar arraigada en conflictos existenciales o la sensación de vacío.
La culpa neurótica es patológica e improductiva. La persona se siente culpable de manera constante, a menudo por cosas que no puede controlar o por errores del pasado remoto. Dado que la culpa no tiene una causa real e identificable, es casi imposible deshacerse de ella con acciones compensatorias, lo que puede llevar a la persona a un círculo vicioso de autocastigo.
La logoterapia nos invita a encontrar un sentido incluso en la culpa, para que esta no se convierta en una carga paralizante, sino en una oportunidad para el cambio y el crecimiento personal.