29/07/2025
No es lento. Es que tú olvidaste que es un niño.
No es flojera.
No es provocación.
No es desobediencia.
Es que su cuerpo va a ritmo de infancia…
…y tú quieres que responda como un adulto cronometrado.
Le pides que entienda el apuro, los pendientes, los horarios.
Pero lo que él entiende es que su ritmo natural te irrita.
Y empieza a correr por miedo.
A vestirse con nervios.
A comer sin disfrutar.
A vivir con ansiedad.
📚 Según Catherine Gueguen (El cerebro del niño explicado a los padres), la maduración de la atención, la organización y el autocontrol es progresiva, y acelerarla con gritos la bloquea.
👉 No estás educando la velocidad.
Estás enseñándole que ser él es un problema.
Respetar los tiempos de desarrollo no es un lujo.
Es una responsabilidad.
Porque no todos maduran igual.
No todos reaccionan igual.
Y apurarlos por fuera… es romperlos por dentro.
TESTIMONIO REAL:
“Mi hijo tiene 11 años. Cada mañana le grito que se apure. Que se vista rápido, le digo que siempre llegamos tarde por su culpa.
Un día me dijo: ‘Mamá, ¿por qué nací lento?’
Y me quedé sin aire. Porque entendí que lo estaba rompiendo por dentro… solo por no correr como yo quería.”
EJEMPLO + EJERCICIO PRÁCTICO
Tienes un hijo de 10, 11 o 12 años.
Tarda en vestirse.
Se distrae con cualquier cosa.
Come lento.
Se demora con la tarea.
Y tú explotas: “¡Siempre igual! ¡Eres tan lento!”
🎯 Alternativa práctica (3 pasos):
1. Prepara los tiempos tú, no lo cargues a él. Levántate 10 minutos antes. Anticipa. Evita el caos.
2. Cambia el lenguaje: En lugar de “¡apúrate!”, usa:
👉 “Vamos paso a paso. Yo te acompaño.”
3. En vez de presión, dale ritmo: Crea rutinas, avisos previos. No lo castigues por su ritmo.
Recuerda: Muchos preadolescentes aún están aprendiendo a manejar el tiempo.
👉 No los empujes a rendir como adultos.
Acompáñalos a organizarse como niños en desarrollo.
🧷 Recuerda esta frase:
“Tu prisa no vale más que su paz.”
CONSEJO FINAL:
No es que tu hijo te desafíe.
Es que no puede adaptarse a tu ritmo adulto.
👉 Si lo apuras con ansiedad…
Lo vas a criar con culpa.
Y lo peor:
Le vas a enseñar que para merecer amor,
hay que correr.
Un día tu hijo sí se va a apurar.
Va a correr. Va a vestirse rápido.
Va a tragarse el desayuno sin hablar.
Pero no lo hará porque maduró.
Lo hará porque aprendió que su lentitud es imperdonable.
👉 Que ir a su ritmo lo hace menos.
Que molesta. Que desespera. Que “no sirve”.
Y crecerá con la idea de que el amor…
👉 se gana con rendimiento.
📌 Gritas porque tu hijo no acelera...
👉 Pero en el fondo, es tu ansiedad la que no frena.
Abuelo Educa