04/10/2025
𝐄𝐥 𝐂𝐨́𝐝𝐢𝐠𝐨 𝐎𝐥𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝𝐨: 𝐂𝐨́𝐦𝐨 𝐥𝐚 𝐒𝐞𝐠𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐄𝐦𝐨𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥 𝐲 𝐥𝐚 𝐑𝐞𝐬𝐢𝐥𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐏𝐬𝐢́𝐪𝐮𝐢𝐜𝐚 𝐓𝐞𝐣𝐞𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐕𝐢𝐝𝐚 𝐂𝐞𝐧𝐭𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐚 𝐲 𝐏𝐥𝐞𝐧𝐚
La persona a que nos referimos fue verificada como la de mayor edad del mundo hasta su fallecimiento el 19 de agosto de 2024, alcanzando la edad de 117 años y 168 días. Fue caucásica, nacida el 4 de marzo de 1907 en San Francisco, EE. UU., de padres españoles y residente en España desde los 8 años.
Su longevidad excepcional y análisis a través de su ADN, nos invita a una reflexión más profunda. Más allá de la genética favorable y un sistema inmune único, su caso puede ser la expresión biológica de una vida con mínima carga traumática y una excepcional capacidad de resiliencia psicosomática. Este artículo explora cómo la longevidad saludable no es solo un destino escrito en los genes, sino un proceso dinámico donde la seguridad emocional temprana, la integración psíquica y un sistema nervioso en equilibrio pueden haber sido los aliados invisibles que permitieron a su organismo mantener una vitalidad juvenil hasta edades extremas, desacoplando el envejecimiento cronológico del deterioro patológico.
El ADN de una mujer de 117 años nos ha legado un mapa biológico sin precedentes, pero su verdadero secreto podría residir en la interacción entre sus genes y una historia de vida posiblemente marcada por una profunda seguridad emocional. Este estudio, publicado en Cell Reports Medicine, analizó en detalle su genoma, epigenoma, metaboloma, proteoma y microbioma. Los resultados ofrecen pistas reveladoras que trascienden la biología molecular y se adentran en los principios del psicoanálisis relacional y la teoría del apego: la longevidad extrema no está ligada únicamente a los años vividos, sino también a la capacidad del organismo para mantener funciones jóvenes, una capacidad que puede verse profundamente favorecida por un desarrollo psíquico integrado y un sistema nervioso capaz de permanecer en estados de conexión social y seguridad, como postula la Teoría Polivagal de Stephen Porges.
Conocer qué hizo posible que esta mujer mantuviera una salud excelente abre la puerta a estrategias integrales para vivir más y mejor. El hallazgo plantea avances en medicina preventiva que, desde una perspectiva trauma-informada, podrían incluir no solo intervenciones genéticas, sino también la creación de entornos que fomenten apegos seguros y minimicen el impacto del estrés tóxico desde la primera infancia.
𝐆𝐞𝐧𝐞́𝐭𝐢𝐜𝐚 𝐲 𝐥𝐚 𝐑𝐞𝐬𝐢𝐥𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐘𝐨 𝐒𝐚𝐧𝐨
El estudio genético reveló variantes poco comunes relacionadas con la función inmune, la protección cardiovascular y la preservación cognitiva. Este conjunto de variantes actúa en red, creando una protección frente a enfermedades frecuentes.
Desde la mirada de Franz Ruppert y la teoría del psicotrauma, podríamos hipotetizar que esta mujer logró preservar lo que se denomina un "yo sano" o una "identidad saludable" con un claro "Yo quiero" o "Yo deseo" existencial. En una psique no fragmentada por traumas tempranos —aquella "tríada fatal" de no ser deseado, no amado y no protegido—, la energía vital no se desvía hacia costosas estrategias de supervivencia psíquicas (como la hipervigilancia crónica, la disociación o la reactividad). Esta integridad psíquica pudo haber permitido que sus sistemas de reparación biológica, como los de reparación del ADN y la eficiencia mitocondrial, funcionaran de manera óptima, sin la carga alostática adicional de un sistema nervioso constantemente activado por amenazas internas (memorias traumáticas implícitas) o externas.
Un aspecto sorprendente fue que, a pesar de presentar telómeros extremadamente cortos, la mujer mantuvo una buena salud. Esto sugiere que, en su caso, el acortamiento de los telómeros funcionó más como un “reloj biológico” natural que como un factor de riesgo exacerbado por el estrés crónico. Según Bessel van der Kolk, el trauma no procesado queda atrapado en el cuerpo, alterando la fisiología del estrés. La ausencia de enfermedades a pesar del acortamiento telomérico podría indicar una extraordinaria capacidad de regulación emocional y una vida con menores niveles de cortisol e adrenalina destructivos.
𝐄𝐥 𝐒𝐢𝐬𝐭𝐞𝐦𝐚 𝐈𝐧𝐦𝐮𝐧𝐞 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐀𝐥𝐢𝐚𝐝𝐨: 𝐄𝐥 𝐄𝐣𝐞 𝐂𝐮𝐞𝐫𝐩𝐨-𝐏𝐬𝐢𝐪𝐮𝐞
El análisis de sangre mostró la presencia de mutaciones asociadas al envejecimiento (hematopoyesis clonal). Sin embargo, la mujer no desarrolló cáncer ni enfermedades cardiovasculares. Su sistema inmune presentaba características únicas: mantenía una población joven de células T y B y un equilibrio que reducía la inflamación.
La Teoría Polivagal explica que cuando nuestro sistema nervioso detecta seguridad, el nervio vago ventral se activa, promoviendo estados de calma, conexión social y una función inmune antiinflamatoria. Por el contrario, las experiencias de trauma e inseguridad crónica movilizan sistemas de defensa más primitivos (inmovilización con colapso o lucha/huída), aumentando la inflamación. El perfil inmune "joven" de esta supercentenaria podría ser la manifestación biológica de un sistema nervioso que, predominantemente, operaba desde un estado de seguridad neuroceptiva. Esto habría creado un entorno interno hostil para la enfermedad y propicio para la salud, un concepto que resuena con las ideas de Gabor Maté sobre cómo el estrés emocional crónico puede ser el terreno fértil para dolencias físicas.
𝐌𝐢𝐜𝐫𝐨𝐛𝐢𝐨𝐦𝐚 𝐲 𝐉𝐮𝐯𝐞𝐧𝐭𝐮𝐝 𝐁𝐢𝐨𝐥𝐨́𝐠𝐢𝐜𝐚: 𝐋𝐚 𝐂𝐨𝐧𝐞𝐱𝐢𝐨́𝐧 𝐒𝐞𝐠𝐮𝐫𝐚
Su microbioma intestinal reveló una composición parecida a la de personas mucho más jóvenes, con abundancia de bacterias beneficiosas. Este equilibrio está relacionado con una menor inflamación y una mejor regulación metabólica.
El microbioma es profundamente sensible al estado emocional y al estrés. Un sistema nervioso regulado, fruto de un apego seguro y de una psique integrada, favorece un ecosistema intestinal saludable. La conexión bidireccional intestino-cerebro (el "cerebro intestinal") pudo haber funcionado de manera óptima en esta mujer, apoyando no solo su salud metabólica sino también su equilibrio emocional, en un círculo virtuoso. El consumo diario de yogur con probióticos pudo ser un hábito que apoyó, pero no sustituyó, este equilibrio fundamental basado en la seguridad interna.
El análisis epigenético confirmó que su edad biológica era hasta 23 años más joven que la cronológica. Los "relojes epigenéticos" son marcadores que se ven influidos no solo por el estilo de vida, sino también por el estrés psicológico y las experiencias adversas. Una edad epigenética más joven es un potente indicador de que su organismo había estado menos expuesto a los efectos desgastantes del estrés psicosocial y el trauma no resuelto.
𝐋𝐞𝐜𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐮𝐧𝐚 𝐂𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐈𝐧𝐭𝐞𝐠𝐫𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐋𝐨𝐧𝐠𝐞𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝
El caso demuestra que la longevidad extrema es el resultado de una combinación entre genética favorable, hábitos de vida saludables y un organismo que logra mantener funciones jóvenes a nivel celular y molecular. Sin embargo, este "organismo joven" podría ser la contraparte biológica de una psique resiliente.
Aunque este estudio se centró en una sola persona, sus hallazgos, enriquecidos con las teorías del trauma y el apego, ofrecen pistas profundas sobre cómo desacoplar envejecimiento y enfermedad. Envejecer no tiene por qué ir siempre acompañado de deterioro. La ciencia del futuro enfrenta el reto de integrar estos hallazgos, promoviendo no solo terapias antienvejecimiento, sino también una crianza con apego seguro, intervenciones trauma-informadas y prácticas que favorezcan la integración psíquica. Como señala la obra de Ruppert y van der Kolk, sanar las heridas invisibles de la psique no es solo un camino hacia la libertad psicológica, sino quizás, también, uno de los secretos mejor guardados para una vida larga y auténticamente saludable.
𝐂𝐨𝐧𝐜𝐥𝐮𝐬𝐢𝐨́𝐧
El ADN de esta mujer de 117 años no solo reveló los secretos de una vida larga, sino de una vida saludable en su sentido más amplio. Su caso es un testimonio de que es posible alcanzar edades extremas manteniendo una sorprendente calidad de vida cuando el cuerpo y la psique caminan en equilibrio, libres de la pesada carga del trauma fragmentador. La ciencia ahora enfrenta el reto de trasladar estas enseñanzas a la población general, comprendiendo que para vivir más y mejor, debemos empezar por crear un mundo donde más seres humanos puedan crecer sintiéndose deseados, amados, protegidos y, fundamentalmente, seguros.
cell.com/cell-reports-medicine/fulltext/S2666-3791(25)00441-0
💙Centro Bert Hellinger: Psicoterapia y Constelaciones Familiares💙
❝𝙊𝙟𝙖𝙡𝙖́ 𝙉𝙤 𝙎𝙚 𝙏𝙚 𝙋𝙖𝙨𝙚 𝙡𝙖 𝙑𝙞𝙙𝙖 𝙎𝙞𝙣 𝙀𝙡 𝙂𝙪𝙨𝙩𝙤 𝙙𝙚 𝘾𝙤𝙣𝙤𝙘𝙚𝙧𝙩𝙚...❞
Franz Ruppert desarrolló una metodología propia de las constelaciones basada en el conocimiento de que los traumas o heridas emocionales tempranas conducen a fragmentaciones psíquicas: “yo traumatizado“, “yo en estrategias de supervivencia“ al trauma y “yo sano“.
El punto central del trabajo ya no es el sistema familiar del cliente, aunque sí se toma en cuenta, sino el sistema interior de las partes de su psique. El cliente no solo vuelve a estar en paz con su familia, sino consigo mismo.
❝𝗖𝗼𝗻𝘀𝘁𝗲𝗹𝗮𝗿 𝗹𝗮 𝗜𝗻𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗼́𝗻❞ del consultante (en un grupo o individual) integrando la teoría del apego de John Bolwlby, la terapia del psicotrauma y, el psicoanálisis relacional, con las Constelaciones Familiares, complementando Los Ordenes del Amor y los Movimientos del Alma de Bert Hellinger...
Método
𝗟𝗮 𝗜𝗻𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗣𝗿𝗼𝗳𝘂𝗻𝗱𝗮 𝗲𝗻 𝗣𝘀𝗶𝗰𝗼𝘁𝗲𝗿𝗮𝗽𝗶𝗮:
bit.ly/Método-Psicoterapia
El proceso contribuye al desarrollo de un sentido coherente y fluido del sí-mismo o 'yo sano' y éste proporciona una regulación afectiva estable de las relaciones personales, es decir, una regulación internalizada, inconsciente y no verbal que se asienta en las funciones del hemisferio cerebral derecho. El contacto emocional entre las personas en el Auto-Encuentro es una forma de diálogo entre los hemisferios derechos de los interlocutores. Un proceso similar se logra en consulta individual.
Facilito constelaciones y auto-encuentros como psicoterapeuta especialista en psicotrauma, en pequeños grupos o individual por video llamada (Zoom.com) y presencial (en Viña del Mar, Chile)
Humberto Del Pozo López
bit.ly/Constelador-certificado-por-Bert-Hellinger