20/09/2025                                                                            
                                    
                                                                            
                                            La ansiedad y la herida de abandono: Cómo la Autoatención Sana la Ansiedad con el método psicocorporal poco conocido por terapeutas
Por Cuauh Equihua
Estimado lector es posible que sientas el "hambre de aprender" y la constante autoexigencia por asimilar o entender inmediatamente. 
Este patrón de exigencia es una estrategia que a menudo utilizamos para intentar controlar el malestar o la enfermedad. 
Queremos "sentirnos bien ya" o asimilarlo todo para que "no se nos escape nada", pero esta lucha mental nos sabotea y nos aleja de una sanación genuina.
Es una mentalidad común que estorba en terapia y que incluso terapeutas ponen foco en esta estrategia equivocada
Te cuento
La Ansiedad: Un Grito del Abandono
La necesidad de buscar continuamente validación, reconocimiento, y atención afuera surge de la experiencia profunda del abandono. 
Cuando se experimenta el abandono, aprendemos a dirigir nuestra atención hacia el exterior, dejando de lado y descuidando nuestro mundo interno.
La ansiedad es la manifestación de este abandono y de la resistencia interna. Surge cuando huimos del miedo o del dolor y no validamos nuestras propias sensaciones. Es la señal de que te encuentras demasiado afuera, atrapado en el pensamiento excesivo, el lenguaje interno, las preguntas constantes o el intelecto que busca el "por qué". 
Además, la ansiedad puede ser el resultado de reprimir necesidades corporales y emocionales, como las ganas de llorar. Si el cuerpo quiere expresar tristeza y es contenido por varios días, puede detonar ansiedad.
La sanación real no es dejar de sentir miedo o tristeza, sino permitir que el proceso respiratorio —que es el proceso emocional— recobre su dinamismo. 
Sin embargo, la exigencia nos lleva a interrumpir, contener o resistir este proceso natural, haciendo que el cuerpo se tense y se constipe.
El Antídoto: Regresar a Casa con Suavidad
La autoatención es el antídoto o la medicina contra la herida de abandono. 
Este camino es todo sensorial. Para sanar, debemos hacer comunión con el cuerpo a nivel de sensación e integración.
La práctica de la auto atención implica 4 etapas:
1.  Regreso al Cuerpo (La Casa): Tu cuerpo es tu hogar, tu "casa". 
Si tu mente está llena de lenguaje y tratando de buscar explicaciones, es momento de regresar a tu interior. Puedes practicar quedándote en la "puerta" de tu casa, sintiendo el cuerpo mientras sigues consciente de tu entorno.
2.  Validación y Acompañamiento: En lugar de intentar quitar la sensación (lo cual sería otra forma de exigencia o huida), debes aceptar el malestar. La intención más poderosa es conocer con curiosidad lo que el cuerpo te está mostrando a través de la incomodidad o el desagrado.
3.  Suavidad y Compasión Incondicional: Debes tratar tu cuerpo y sus sensaciones (tensión, dolor, miedo, tristeza) con suavidad, dulzura, y compasión, tal como harías con un bebé recién nacido.
Este cuidado incondicional le enseña a tu cuerpo que hay alguien (tú mismo) que lo atiende y lo recibe, revirtiendo el patrón de abandono.
4.  Permitir la Expresión: Si hay ganas de llorar, date todo el permiso de llorar y de estar triste. 
Si notas tensión (como en la mandíbula o el pecho), puedes intentar desbloquear esa zona para permitir que la expresión salga con conciencia y delicadeza
Este trabajo continuo de atender lo sutil—los sentimientos y las sensaciones—es la manera en que se entrena la autoatención. 
Al practicar esto, aunque sea solo por unos segundos o minutos, el cuerpo comienza a relajarse, baja sus defensas y deja de estar en guardia. 
Así, aprendemos a afianzarnos a nosotros mismos, rescatarnos, y reecontrarnos, encontrando la paz interna y la certeza. 
Dejas de tener miedo al dolor, al vacío o a la tristeza, porque sabes que siempre te tendrás a ti mismo al final de la caída.
y tú ¿Qué sientes cuando te sientes amenazado por el abandono o la soledad?