SER: Energía en movimiento

SER: Energía en movimiento Una guía para el bienestar físico, mental, emocional, y espiritual. Claudia Hernández, psicóloga.

08/07/2025
08/07/2025

Los pensamientos automáticos negativos son evaluaciones rápidas, breves y cargadas de contenido emocional que surgen de manera espontánea ante determinadas situaciones. Desde la perspectiva cognitiva, particularmente en el modelo de Beck, estos pensamientos representan la manifestación superficial de esquemas cognitivos más profundos y estructurados que la persona ha internalizado a lo largo de su historia de aprendizaje.

Su origen suele estar vinculado a experiencias tempranas significativas, especialmente aquellas que implicaron rechazo, crítica, abandono, invalidación o trauma. Por ejemplo, un niño que crece en un entorno donde se le transmite constantemente que no es suficientemente bueno puede desarrollar un esquema de inutilidad, el cual más tarde se expresará en pensamientos automáticos como “no puedo hacerlo”, “seguro lo voy a arruinar” o “todos se van a dar cuenta de que no valgo”.

Estos pensamientos se mantienen a través de diversos mecanismos. Uno de ellos es el sesgo de confirmación: la persona presta más atención y otorga más credibilidad a la información que confirma su creencia negativa, mientras que ignora o minimiza aquella que la contradice. También intervienen los procesos de evitación y de rumia, que al intentar suprimir o neutralizar estos pensamientos, terminan reforzándolos indirectamente. Además, las emociones negativas como la ansiedad o la tristeza intensifican la accesibilidad de contenidos mentales disfuncionales, generando un círculo vicioso donde emoción, pensamiento y conducta se retroalimentan.

Desde el abordaje terapéutico, el modelo cognitivo-conductual propone identificar, cuestionar y reestructurar estos pensamientos mediante técnicas como el registro de pensamientos, la detección de distorsiones cognitivas y la generación de interpretaciones alternativas más realistas. Sin embargo, enfoques más contemporáneos, como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), no buscan cambiar el contenido del pensamiento, sino cambiar la relación que la persona tiene con él. Se trabaja desde la defusión cognitiva, ayudando al paciente a observar sus pensamientos sin fusionarse con ellos, reconociéndolos como eventos mentales y no como verdades absolutas.

La eficacia del abordaje terapéutico depende en gran medida de la capacidad del individuo para desarrollar metacognición, es decir, conciencia de sus propios procesos de pensamiento. Esta habilidad permite tomar distancia del contenido mental y abrir un espacio de elección conductual más flexible, en lugar de reaccionar de forma automática y rígida.

Pensamientos como “no soy suficiente” o “nadie me quiere” no solo generan malestar, sino que afectan la conducta, la toma de decisiones, la autoimagen y la calidad de vida. El proceso terapéutico no se trata de imponer pensamientos positivos, sino de construir una postura interna más observadora, compasiva y comprometida con los valores personales.

Reflexionar sobre los pensamientos automáticos no implica invalidarlos ni juzgarlos, sino comprender que muchas veces operan como ecos de un pasado no elaborado, y que, al hacerse conscientes, pueden dejar de dictar silenciosamente el rumbo de la vida presente.

Psic. Claudia A. Hernández

08/07/2025

La hospitalidad, en su forma más radical, no es una práctica sino una exigencia ética que desborda las categorías jurídicas, culturales o incluso afectivas. Jacques Derrida la sitúa en el límite de lo posible: no se trata de una hospitalidad regulada, sino de una apertura absoluta al otro, incluso al más extraño, al que llega sin aviso, sin nombre, sin pasaporte, sin reciprocidad. En palabras de Derrida, “la hospitalidad absoluta exige que yo abra mi hogar y que dé la bienvenida al otro sin pedirle ni nombre, ni identidad, ni reciprocidad”. Esta concepción plantea una paradoja: la verdadera hospitalidad no puede ser programada, ni siquiera completamente comprendida por la razón, porque exige al yo su desposesión.

Emmanuel Levinas había ya radicalizado la relación con el otro al afirmar que la alteridad no puede ser reducida al conocimiento ni al sistema del yo. El rostro del otro, dice, me interpela éticamente antes de toda decisión, me exige responsabilidad sin que yo lo haya elegido. “La relación con el otro no es conocimiento, sino responsabilidad”. Así, la hospitalidad no es un acto de voluntad generosa, sino la respuesta inevitable a una llamada que antecede mi libertad. Es anterior al contrato, anterior al lenguaje.

Esta concepción del otro como irrecuperable para el yo, como infinitamente distinto, conmueve los fundamentos de las filosofías del sujeto moderno. Si el yo no es el origen de su responsabilidad, sino que está siempre ya implicado por el otro, entonces la ética no es una opción sino una estructura originaria del ser en relación.

Pero esta hospitalidad radical es también peligrosa pues no garantiza seguridad, ni entendimiento, ni reciprocidad. Es un salto a lo desconocido. Derrida lo reconoce: una hospitalidad absoluta podría incluso abrir la puerta al enemigo, al que no respeta la casa. Sin embargo, ¿puede llamarse hospitalidad a la que calcula y pone condiciones? ¿No es entonces solo gestión del otro, control de la alteridad?

La hospitalidad radical, lejos de ser una práctica institucionalizable, es una forma de tensión constante entre el deseo de acoger y el temor de ser desbordado. Es en ese umbral, donde el yo tiembla ante lo que no puede poseer ni anticipar, que se juega la verdadera ética.

¿Puede el yo sostener esa apertura sin protegerse? ¿Existe una hospitalidad posible sin anular la diferencia del otro ni negar la vulnerabilidad del anfitrión? ¿Es la ética una forma de desestabilización constante del yo por el otro, o puede haber una reconciliación entre acogida y límites? ¿Hasta qué punto puede una sociedad estructurarse sobre la base de lo incondicional?

Psic. Claudia A. Hernández

08/07/2025

Aprende Tarot Angelical
El Tarot Angelical es un camino de conexión profunda con el mundo espiritual. A través de las cartas del tarot Rider Waite o Marsella, podrás canalizar mensajes de los ángeles, recibir guía divina y encontrar respuestas amorosas para tu vida y la de otros.

Este curso está diseñado para trabajar desde la luz, la intuición y la energía sanadora de los ángeles, integrando prácticas de lectura terapéutica, protección energética y canalización espiritual.

Con el acompañamiento de los ángeles, podrás encontrar claridad y desbloquear aspectos importantes de tu vida relacionados con:
• Propósito de vida
• Relaciones
• Salud emocional
• Protección espiritual
• Decisiones importantes
• Misión del alma
• Abundancia
• Y más

Temario:
• Tarot angelical
• Rituales y protección
• Arcanos mayores
• Arcanos menores
• Tiradas básicas
• Arcángeles
• Sanación espiritual
• Preguntas y mensajes
• Decretos y oraciones
• Lecturas avanzadas

Incluye:
Clases en vivo y grabadas, ejercicios, evaluaciones, seguimiento personalizado, apoyo y material a través de Anymeeting y Google Classroom.
Se otorga diploma.

Requisitos:
Contar con baraja Tarot Rider Waite o Marsella (te indicamos dónde adquirirla si no la tienes).
PC, laptop o dispositivo con buena conexión e interacción, y correo Gmail.
Disposición y apertura espiritual.

No se requiere conocimiento previo de tarot ni experiencia espiritual.
Fecha de inicio: Miércoles 30 de julio 2025
Duración: 10 semanas

¡Pregunta por nuestras promociones especiales! Aprovecha costo especial y 2x1.
Impartido por: Claudia Hernández, psicóloga y escritora de los libros:
"Estudio y práctica de tarot" https://a.co/d/ajuDstg
y
"Aprende a constelar con el tarot" https://a.co/d/bUujYFF

Información e inscripciones en WhatsApp:
https://wa.me/5215578807381

08/07/2025

Astrogenealogía: Sanación del Árbol a través del Mapa Astral
Un curso transformador para liberar memorias ancestrales desde tu carta natal.
La Astrogenealogía es un método terapéutico que une la astrología con el árbol genealógico para sanar patrones heredados, liberar lealtades inconscientes y reconectar con tu propósito de vida.
Trabaja a nivel simbólico, emocional y transgeneracional, revelando memorias ocultas que operan desde el inconsciente familiar y que influyen en áreas clave de tu vida.

Se pueden desbloquear temas relacionados con:
• Relaciones
• Abundancia
• Salud
• Pareja
• Emociones heredadas
• Misión de vida
• Trabajo
• Y más

Temario:
• Introducción a la astrogenealogía
• Bases del árbol genealógico
• Fundamentos de la carta astral
• Casas, planetas y aspectos en clave transgeneracional
• Sol, Luna y nodos kármicos
• Saturno y los mandatos familiares
• Relaciones heredadas: Venus y Marte
• Sanación con astrología simbólica
• Rituales y herramientas terapéuticas
• Lectura integral de tu mapa genealógico

Incluye: Clases en vivo y grabadas, prácticas, evaluaciones, acompañamiento, seguimiento, y acceso a plataforma Anymeeting y Google Classroom.
Se otorga diploma al finalizar.

Requisitos:
• Fecha, hora y lugar de nacimiento (para obtener tu carta astral).
• Dispositivo con buena conexión e interacción.
• Correo Gmail.
• Disposición para el autoconocimiento y la sanación profunda.
• Whatsapp

No se requiere conocimiento previo de astrología ni de genealogía.

Fecha de inicio: Jueves 31 de julio 2025
Duración: 10 semanas
¡Pregunta por nuestras promociones especiales! Costo especial y 2X1 disponible.

Impartido por: Claudia Hernández, psicóloga y escritora.

Autora de:
"Aprende a Constelar con el Tarot" https://a.co/d/bUujYFF
y
"Estudio y práctica de Tarot" https://a.co/d/ajuDstg

Información e inscripciones por WhatsApp:
https://wa.me/5215578807381

08/07/2025

Conectar con los guías espirituales y los seres de luz no es un acto reservado a unos pocos, sino una posibilidad latente en todos los seres humanos que deciden elevar su conciencia y abrir su corazón. Estos guías no son figuras externas que imponen su voluntad, sino presencias sutiles que acompañan desde el respeto profundo por nuestro libre albedrío, honrando cada paso de nuestro camino evolutivo.

La conexión auténtica comienza con el silencio interno. No se trata de ver o escuchar voces, sino de cultivar una frecuencia vibracional que permita la afinación con planos más elevados de conciencia. Cuanto más alineados estamos con la verdad interior, la gratitud, la humildad y la compasión, más claro se vuelve el canal que nos vincula con estos seres amorosos cuya única misión es acompañarnos en nuestro proceso de despertar.

No hay una forma única de sentir su presencia. Algunos los perciben como intuiciones profundas, otros como una expansión del corazón, otros como símbolos, sueños o sincronías repetidas. Lo importante no es el fenómeno, sino la resonancia que deja: paz, claridad, guía sin juicio, impulso amoroso hacia la evolución. Esa es la firma vibracional de los seres de luz.

La conexión se fortalece cuando no se busca por necesidad, sino por coherencia. Es decir, cuando no se invoca para huir del mundo o de la responsabilidad personal, sino como parte del compromiso con el alma y con el propósito encarnado. Los guías espirituales no caminan por nosotros, pero iluminan las posibilidades cuando decidimos caminar con conciencia.

Estar en contacto con ellos es recordar que nunca estamos solos, que hay una red invisible de amor y sabiduría que nos sostiene más allá de toda lógica humana. Su presencia no suple la nuestra, sino que nos impulsa a habitarla con mayor verdad. Conectar con ellos es, en esencia, volver a escuchar lo que el alma ya sabía, pero había olvidado en el ruido del mundo.

Claudia A. Hernández

07/07/2025

Proteger el campo energético de personas densas no significa rechazar su existencia, sino aprender a sostener la propia vibración sin cederla al entorno. Todo ser humano emite una frecuencia, y cuando alguien vive desde el miedo, la crítica, el control o la hostilidad, genera una densidad que busca inconscientemente anclarse en campos más sutiles para sostenerse. No es un acto malicioso, sino una forma inconsciente de supervivencia energética.

El primer paso es el reconocimiento. No se trata de etiquetar al otro, sino de estar conscientes de cómo nos afecta su presencia. Si tras interactuar con alguien nos sentimos agotados, irritables, confusos o con una tristeza inexplicable, es probable que haya habido un intercambio no consciente de energía. En ese momento, más que reaccionar, conviene replegarse hacia adentro y restablecer el eje vibratorio.

La respiración consciente, la visualización de un campo luminoso que nos envuelve, el silencio interno y la conexión con la tierra son prácticas simples pero poderosas. Cuando nos centramos, dejamos de ser esponjas del entorno y nos convertimos en fuentes de coherencia. La clave no está en levantar muros, sino en irradiar una frecuencia tan estable que cualquier vibración ajena que no esté en resonancia simplemente no se adhiera.

También es esencial el discernimiento espiritual. No todas las batallas son nuestras. No toda energía que llega necesita ser transformada por nosotros. El alma sabia sabe cuándo sostener, cuándo retirarse y cuándo observar sin intervenir. Proteger el campo no es un acto de separación, sino de amor propio energético. Es honrar nuestra paz como una prioridad vibracional, no como un lujo.

Las personas densas también nos enseñan. Nos muestran las fisuras internas donde aún dudamos de nuestra luz, donde aún sentimos que debemos "cargar" o "salvar" a otros para sentirnos valiosos. Cuando soltamos esa necesidad, dejamos de absorber lo que no nos corresponde y empezamos a caminar con la ligereza de quien ha recordado que su energía es sagrada.

Claudia A. Hernández

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