30/05/2025
¿Y tú, eres de los que mendigas amor?
El secreto para no mendigar amor: ser adultos emocionalmente hablando.
Mi opinión es que cuando somos adultos medianamente maduros y con una autoestima sana dejamos de necesitar el amor de los demás como si nos fuera la vida en ello y por eso mismo dejamos de pedirlo con ansiedad.
Cuando somos personas maduras y generosas simplemente disfrutamos del amor que nos llega (y nos llega, seguro, porque nuestra presencia íntegra despierta el interés de los demás ).
Por el contrario, cuando estamos desesperados interiormente o con una autoestima muy herida, no dejamos de pedir amor a todo el que se cruza en nuestro camino pero lo peor es que nunca nos sentimos satisfechos.
Es como si tuviéramos un hueco en el corazón que nunca se llena.
Porque cuando somos niños o adolescentes el amor de los demás nos alimenta, pero cuando somos adultos, aunque este amor es positivo, no es suficiente si no maduramos a nivel emocional.
De todas las necesidades humanas no materiales, el amor es la única verdadera, la más legítima de todas. Todos sentimos el deseo de que nos quieran… Y todos necesitamos amar. Pero con este asunto sucede una extraña paradoja: cuanto más buscamos el amor con desesperación, menos lo encontramos y cuando estamos a gusto con nosotros mismos y no lo pedimos, nos llega a raudales.
Cuando salimos al mundo mendigando amor porque tenemos un hambre emocional descomunal… menos lo encontramos. Por el contrario, hay personas muy queridas y seguras de sí mismas que no paran de encontrar muestras de amor sin pedirlas. Personas que realmente no necesitan el amor, la admiración o el aprecio de los demás y por ello mismo lo obtienen sin esfuerzo.
Una persona que ha sido amada incondicionalmente en su infancia nunca necesitará que otra persona le diga «eres digna, eres maravillosa, te amo» porque lo tiene interiorizado, aunque por supuesto lo va a agradecer si ocurre. Y esta persona plena y segura de sí misma no tendrá ningún problema en comprender, amar y respetar a otro en la misma medida.
El problema viene cuando no es así…
En esta civilización perversa, muy pocos jóvenes crecemos con ese sentimiento de integridad, esa autoestima intachable que ha de ser nuestro mástil en la vida adulta.
Para que el amor de los demás nos nutra y no nos deje la sensación de vacío a los cinco minutos, las personas adultas necesitamos dos cosas: la primera, amarnos y aceptarnos por completo a nosotros mismos y la segunda, enfocarnos más en ofrecer amor desinteresadamente que en pedirlo.
Si habitualmente nos sentimos incompletos y poco amados, si nos enfadamos porque tal o cual persona no nos demuestra su amor todo el tiempo, si seguimos haciendo estupideces con tal de recibir un poco de cariño, es sintomático de que no recibimos todo lo que necesitamos cuando fuimos niños. Tenemos carencias que de algún modo hemos de reconocer.
No se trata de quedarnos sólo en culpabilizar o juzgar lo que nos pasó o no nos pasó pero sí de mirar con realidad nuestras carencias y de dónde vienen ahora que tenemos treinta, cuarenta o setenta años. Como yo digo: «hay que bucear en el dolor y en nuestras sombras» aunque nos dé un poco de miedo.
¿Qué podemos hacer ahora por nosotros mismo para mejorar nuestra autoestima?
Podemos hacer hoy un compromiso firme con nosotros mismos de que vamos a conocer quiénes somos realmente, qué queremos de verdad, poner el foco en tratarnos bien y trabajar nuestra autoestima. Como su propio nombre indica, la «autoestima» no requiere del juicio de los demás, sólo del nuestro. Desarrollar la autoestima no depende de nuestra edad, del estatus económico, del lugar donde vivimos, de quién gane las elecciones ni de cuántos amigos tenemos. Por fortuna, fortalecer nuestra autoestima no depende nada más que de nosotros… así que merece la pena poner intención y empeño en conocernos mejor e ir adoptando acciones adecuadas para aumentar el sentimiento de confianza y de valía.
NO NECESITAS QUE TE QUIERAN, TE COMPRENDAN O QUE TE ABRACEN TODO EL TIEMPO.
NO
LO
NECESITAS
Lo que sí necesitas, y esto depende exclusivamente de ti, es madurar y fortalecer tu autoestima.