
16/06/2025
*Queridos padres:*
En este Día del Padre, quiero dirigirme a ustedes no sólo como psicólogo, sino como alguien que tiene el privilegio de acompañarlos en sus procesos más íntimos y desafiantes. Más allá de las felicitaciones y los regalos, hoy quiero invitarlos a una reflexión sobre lo que realmente significa ser padre en el mundo de hoy.
Ser padre es una de las experiencias más complejas y transformadoras que podemos vivir. Es un viaje lleno de alegrías inmensas y amor incondicional, pero también de incertidumbres, miedos, sacrificios y momentos de profunda soledad. La sociedad a menudo nos presenta una imagen idealizada del padre perfecto, fuerte, proveedor, siempre seguro de sí mismo. Pero la realidad, la que veo en cada sesión con ustedes, es mucho más significativa y, a veces, dolorosa.
Sé que muchos de ustedes cargan con el peso de las expectativas, las propias y las ajenas. Sé que hay días en los que el cansancio es abrumador, la frustración se acumula y la pregunta de si lo están haciendo bien los asalta una y otra vez.
Sé que, a veces, sienten que no alcanzan a ser el padre que desearían ser, que sus propias heridas o las presiones externas los limitan. Y es importante que sepan que sentir todo esto es completamente normal y humano.
La paternidad no es una ecuación perfecta. Es un constante equilibrio entre dar y recibir, entre proteger y soltar, entre educar y aprender. Es reconocer que no se tienen todas las respuestas y que está bien pedir ayuda, está bien tener miedos.
Es entender que sus hijos no necesitan un padre perfecto, sino uno auténtico, presente, que se equivoca y lo reconoce, que siente y que expresa, que es vulnerable y fuerte a la vez.
Hoy, los animo a validar sus propias emociones. Permítanse sentir la alegría, el orgullo, pero también el miedo, la duda, las incertidumbres y el agotamiento.
Reconozcan el inmenso esfuerzo que hacen cada día, las renuncias que asumen y el amor inmenso que dan, incluso cuando no saben cómo expresarlo. No se castiguen por sus imperfecciones; abracen su humanidad, abracense ustedes mismos muy fuerte.
Recuerden que su labor va mucho más allá de lo material. Están formando seres humanos, dejando una huella profunda en sus vidas, no solo con lo que dicen, sino aún más con lo que hacen, con lo que sienten y con el ejemplo de cómo navegan por la vida y háganlo pronto porque la vida que les toca vivir a nuestros hijos será mucho más compleja que la nuestra.
Pero su presencia, su escucha activa, su cariño incondicional y su capacidad de ser vulnerables y sobre todo su humildad para aceptar que no lo saben todo y que necesitan crecer, madurar y aprender nuevas formas de ser padres, son los regalos más valiosos que pueden dar.
En este día, los invito a tomarse un momento para ustedes. Para reconocerse, para cuidarse y para recordar que ser padre es un proceso continuo de crecimiento y aprendizaje.
No están solos en este camino. Aquí estoy para seguir acompañándolos, para escucharlos y para ayudarlos a transitar los desafíos de esta hermosa y compleja aventura.
Con profundo respeto y aprecio, reciban un fuerte abrazo.
*Hugo Harrell*
Psicoterapeuta
14 de junio de 2025
Acapulco, Guerrero, México.