03/11/2020
Cada día la gente, la sociedad y la cultura de la dieta nos quiere hacer sentir mal por comer entorno a las emociones.
Al querer dominar lo que sentimos, nos reprimimos a nosotros mismos; entonces éstas emociones buscarán salir de una manera u otra. Cuando la represión la hacemos en torno a la comida, muchas veces terminamos en atracones o en culpas innecesarias.
Recuerda y honra el vínculo de amor, cariño, seguridad, consuelo, estabilidad y felicidad que creamos desde que nacemos al rededor de los alimentos; vuelve a ese punto de placer y a ese punto de relación bonita con la comida.
Acepta que hay días que comes por emoción y escucha a tu cuerpo. Deja de culparte o reprimirte por querer comer si estás triste, enojado, frustrado... Generalmente será un alimento que te recuerda a casa y esto es porque necesitas ese amor, cariño, seguridad, consuelo, estabilidad y felicidad que te daba mamá.