11/07/2024
La Aceptación
Había una vez en un pequeño pueblo un joven llamado Lucas. Desde niño, Lucas siempre se había sentido diferente a los demás. Mientras sus amigos se destacaban en deportes y tenían talentos artísticos, Lucas encontraba su felicidad en la lectura y la contemplación de la naturaleza. Sin embargo, a menudo se sentía inadecuado y poco valioso debido a sus diferencias.
Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su hogar, Lucas se encontró con un anciano sabio llamado Elías. El anciano había vivido en el bosque durante muchos años, y su presencia emanaba una serenidad y sabiduría inigualables. Lucas, intrigado por el aura de paz que rodeaba a Elías, se acercó y comenzó a conversar con él.
Lucas compartió sus sentimientos de inseguridad y su deseo de ser como los demás. El anciano lo escuchó atentamente y luego le dijo: "Lucas, cada ser en la naturaleza tiene su propio propósito y belleza. El roble no envidia al pino, y el río no desea ser un lago. Ambos tienen su propio valor y contribuyen al equilibrio del bosque."
Elías le explicó a Lucas que la verdadera aceptación y autoestima no vienen de compararse con los demás, sino de reconocer y valorar las propias cualidades únicas. "Cuando aceptas quién eres realmente y te aprecias por ello, encuentras una paz interna que nadie te puede quitar", dijo el anciano.
Lucas reflexionó sobre estas palabras y, poco a poco, comenzó a apreciar sus propias fortalezas. Descubrió que su amor por la lectura le permitía adquirir conocimientos profundos, y su conexión con la naturaleza le daba una perspectiva única sobre el mundo. Empezó a valorarse a sí mismo y a sus cualidades, lo que le permitió desarrollar una autoestima más saludable.
Con el tiempo, Lucas se convirtió en un joven seguro y sereno. Ya no deseaba ser como los demás, sino que estaba orgulloso de ser él mismo. Su aceptación propia le permitió no solo sentirse mejor consigo mismo, sino también inspirar a otros a valorarse y aceptarse tal como eran.
Así, Lucas aprendió que la clave para una autoestima saludable reside en la aceptación propia y en el reconocimiento del valor único que cada individuo aporta al mundo. Y con esta sabiduría, vivió una vida plena y en armonía consigo mismo y con los demás.