03/08/2025
El vínculo entre el cerebro y el intestino se explica por el llamado "eje cerebro-intestino", una red de comunicación que involucra al sistema nervioso y hormonal. El sistema nervioso entérico (SNE), llamado "segundo cerebro", recibe señales del cerebro que alteran la motilidad intestinal y la percepción del dolor. El estrés crónico también eleva los niveles de glucocorticoides, hormonas que pueden desencadenar una respuesta inflamatoria en el intestino. Además, puede aumentar la permeabilidad intestinal, permitiendo que sustancias no deseadas se filtren al torrente sanguíneo, lo que se ha asociado con un aumento de la inflamación. El estrés crónico también puede desequilibrar la microbiota intestinal, un factor estrechamente relacionado con la Ell.
Por ello, el manejo de las emociones y el estrés es un componente vital, complementando el tratamiento médico. Las estrategias incluyen la terapia psicológica (TCC), que ayuda a identificar y manejar pensamientos negativos; las técnicas de relajación como la meditación y el yoga; y la actividad física, que es una forma efectiva de liberar tensiones.