27/07/2025
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NELLIE BLY: LA MUJER QUE NO ACEPTÓ SU LUGAR EN EL MUNDO
En una época en que las mujeres no podían votar, ni soñar con una carrera, una joven de 18 años leyó algo que le encendió el alma.
“Las mujeres solo sirven para tener hijos y cuidar la casa.”
Lo escribió un periodista.
Elizabeth Cochrane no lo soportó.
Agarró papel y pluma, y escribió una carta furiosa al editor.
No firmó como señora ni como señorita…
Firmó como una mujer con voz propia.
El editor quedó tan impresionado que quiso conocerla.
Al verla, le ofreció trabajo.
Le puso un seudónimo tomado de una canción popular:
Nellie Bly.
Así nació una de las periodistas más valientes de la historia.
Su destino apenas comenzaba.
Al principio, la encasillaron en temas "para señoritas": moda, sociedad, teatro…
Pero Nellie no se dejó encasillar.
En el año 1885, cuando tenía solo 21 años, pidió ser enviada a México como corresponsal.
Fue sola. Sin escolta.
Escribió sobre los pobres, los campesinos, los abusos del gobierno.
Cuando sus crónicas enfurecieron al régimen de Porfirio Díaz, tuvo que escapar para no ser arrestada.
Pero no se detuvo. Jamás.
Dos años después, el New York World, el periódico de Joseph Pulitzer, la contrató.
Y allí cambió el periodismo para siempre.
Se hizo pasar por enferma mental y logró ser internada en un asilo para mujeres.
Diez días vivió entre gritos, hambre, abusos, encierro.
Su reportaje: “Ten Days in a Mad-House”.
El resultado: un escándalo nacional.
Se abrieron investigaciones. Se cerraron instituciones.
Se reformó el sistema psiquiátrico de Nueva York.
Nellie Bly había demostrado que el periodismo también puede salvar vidas.
Pero aún no había terminado.
Inspirada por Julio Verne, prometió algo imposible:
Dar la vuelta al mundo en 80 días.
Lo hizo en 72, con una maleta de mano, un reloj, y una libreta.
Su viaje fue seguido por miles en todo el planeta.
A su regreso, fue recibida como una estrella.
Pero ella no quería fama. Quería hacer historia.
Años después, se casó con un magnate del acero, Robert Seaman, 42 años mayor.
Cuando él murió, ella tomó el control de su empresa, una fábrica de bidones metálicos.
No solo la dirigió: innovó.
Patentó varios inventos, como:
“Un bidón apilable con cierre hermético, revolucionario para la industria química”.
“Un calentador portátil para líquidos, que ayudaba a mantener temperaturas constantes”.
En una época en la que las mujeres ni siquiera podían votar, Nellie Bly ya era empresaria e inventora.
Y cuando estalló la Primera Guerra Mundial, no se quedó en casa.
Fue una de las primeras corresponsales de guerra, cubriendo el frente oriental desde Europa.
Vio soldados morir, escribió sobre huérfanos, sobre viudas, sobre la miseria que dejan las bombas.
Nunca dejó de escribir lo que otros no querían ver.
El 27 de enero de 1922, a los 57 años, una neumonía acabó con su vida.
Pero dejó algo que no envejece:
El ejemplo de una mujer que desafió al mundo con una pluma.
Que se metió en la oscuridad para traer luz.
Que demostró que el coraje no tiene género.
Su historia no es solo la de una periodista.
Es la de una revolución.
Se llamaba Nellie Bly.
Y cambió el mundo…
con una carta.
🔸 Créditos: Misterios del Mundo