LOGOS SOLAR
Saliendo de las profundidades de la Existencia Una, del inconcebible e inefable Uno, un Logos, imponiéndose a sí mismo un límite, circunscribiendo voluntariamente la extensión de su propio Ser, se hace el Dios manifestado, y al trazar los límites de su esfera de actividad, determina también el área de su Universo. Dentro de dicha esfera nace, evoluciona y muere este universo, que en el Logos vive, se mueve y tiene su ser.
La materia del universo es la emanación del Logos, y sus fuerzas y energías son las corrientes de su vida. El Logos es inmanente en cada átomo, es omnipenetrante; todo lo sostiene, todo lo desarrolla. Es el principio (u origen) y el fin del universo, su causa y objeto, su centro y circunferencia… Está en todas las cosas, y todas están en él (como penetrante perfume que impregna el aire y todos los objetos de un aposento, o bien como el agua del mar que penetra en toda la masa de una esponja contenida en su seno.