26/08/2025
Hoy atendí a una paciente que llegó con el lateral superior izquierdo fracturado.La razón: había mordido un pedazo de hielo.A simple vista morder hielo puede parecer inofensivo, incluso refrescante, pero en realidad es como pedirle a un vidrio que aguante golpes continuos… tarde o temprano se quiebra. Y eso fue lo que le pasó a su diente.En este caso, la situación era todavía más delicada porque el diente ya tenía una endodoncia. Cuando un diente pasa por este tratamiento deja de tener irrigación sanguínea en su interior, y con los años se va deshidratando. Eso lo convierte en un diente más frágil, más susceptible a fracturas si no se cuida adecuadamente.Así que hoy tuve que retirar toda la corona dañada, colocar un endoposte para reforzar la raíz, recortar un poco de encía y finalmente dejar un provisional. En la siguiente cita colocaremos una nueva corona definitiva que protegerá y devolverá la función del diente.Este caso me recordó algo que siempre intento transmitir: los dientes con endodoncia pueden durar muchos años, pero necesitan cuidados continuos y hábitos saludables. Evitar morder hielo, abrir cosas con los dientes o rechinarlos no es un capricho del dentista, es la diferencia entre conservar un diente estable o tener que reconstruirlo una y otra vez.Al final, los dientes son estructuras fuertes, pero no indestructibles. Si los cuidamos, nos acompañan toda la vida