12/02/2024
Haz un alto en el camino. Si te equivocaste, aprende. Si lo lograste, no te la creas. En cualquier caso, sigue avanzando
"Yo soy investigadora en el área de nutrición desde hace 23 años y amo mi trabajo. Ser investigadora en México no ha sido fácil, pero me ha hecho muy feliz. Necesitamos más ciencia en nuestro país y necesitamos más mujeres trabajando como científicas. Ser investigadora es una labor muy linda en donde puedes responder preguntas y conocer más el mundo. Se requiere mucha dedicación, esfuerzo y trabajo duro para hacer una carrera en la ciencia, así como algunas cualidades específicas. Una de estas cualidades es la autocrítica, que es ser capaz de evaluar tu quehacer todos los días.
La autocrítica se define como el “juicio crítico sobre obras o comportamientos propios”. La autocrítica puede ser un valor muy positivo porque nos obliga a revisar nuestras acciones y a reparar errores si es que los hay. Yo me considero una mujer muy autocrítica, lo cual ha sido en general muy positivo en mi vida. Desde que inicié mi carrera como investigadora tengo la tendencia a revisar una y otra vez lo que hago y cuestionar siempre si hay una mejor forma de hacerlo. Y la investigación se trata de eso. De cuestionar el mundo e intentar dar respuesta a preguntas aún no respondidas. Supongo que este rasgo de mi personalidad fue clave en desarrollarme como investigadora. Desde mi primer acercamiento a un proyecto de investigación (aun estudiando en la universidad) mi forma de analizar y cuestionar cada actividad y cada hallazgo llamaba la atención. La autocrítica también puede llevar a juzgarte duramente todo el tiempo. Pero si se aprende a utilizarla para resolver problemas y avanzar, sin que nos haga sentirnos mal, la autocrítica es un camino para crecer. La autocrítica también me ha permitido mantener los pies en la tierra. No creérmela. Pues aun cuando he tenido muchos logros y reconocimientos, siempre hay cosas que mejorar y oportunidades para aprender. Eso, me ha mantenido aterrizada.
Creo que algo fundamental es que la autocrítica nos obliga a no quedarnos con los logros o los errores. Nos permite revisar y replantear nuevas formas o caminos para seguir avanzando. Pero siempre avanzar. Esto es muy importante en mi trabajo como investigadora, porque la ciencia avanza a una gran velocidad. Y no podemos quedarnos estáticos. La autocrítica me ayuda a conocerme más y me da información para saber hacia dónde debo seguir.
En la era actual de las redes sociales y tecnología avanzada, mucha información está al alcance de un botón. Pero la investigación no funciona así. Para ser investigadora se requiere leer y re-leer, analizar y re-analizar, buscar y re-buscar. No podemos llegar a descubrir nada si no se profundiza en las actividades diarias. Ser autocrítica me ha permitido profundizar y reflexionar. Si tengo dudas o no sé algo, entonces busco la información y la estudio. Si encuentro alguna debilidad o error, planteo alguna solución para fortalecer esa área o reparar el error.
Cuando trabajas con autocrítica, el camino se vuelve infinito e incluye todas las posibilidades. Y eso justo es lo que hace que mi trabajo me encante. Que nunca es igual. Que no hay un “ya lo logré” ni un “ya fracasé”. Y mucho menos un “ya me aburrí.” Siempre hay hacia donde ir y continuar. Siempre habrá obstáculos, pero trabajando bien, siendo responsable y profesional, se puede sobrevivir cualquier dificultad.
Ser investigadora es maravilloso y me ha ayudado a ser una mujer más equilibrada, a conocerme mejor y a crecer. La mejor parte es que me permite aportar un grano de arena cada día para dejar este mundo un poquito mejor de cómo yo lo encontré.
Otilia Perichart Perera
Investigadora en Ciencias Médicas D, Coordinación de Nutrición y Bioprogramación, INPer
11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia