23/02/2022
Hola, amigos:
Ahora sí se desataron los vómitos y la diarrea.
“Margarita estaba perfectamente bien doctor, anduvo jugando y merendó muy bien, pero en la noche empezó con vómitos. Lleva doce vómitos y ya empezó con diarrea…”
Es lo que estoy viendo a diario. El cambio de clima (en estas benditas tierras laguneras ha empezado el calor y nunca llega solo, sino con unas tolvaneras que luego les platico).
El resultado es que se soltaron las diarreas virales.
El cuadro típico se caracteriza por fiebre (a veces elevada), vómitos y al día siguiente diarrea, con evacuaciones líquidas, abundantes y frecuentes.
El peligro de las gastroenteritis es la deshidratación. Toma en cuenta que cada vez que tu niño vomita, pierde líquido. Cada vez que tiene una evacuación acuosa, pierde agua. La deshidratación si avanza, es grave. Puede dañar órganos vitales y poner en peligro la vida. Hasta cierto punto resulta irrelevante cuál virus o cuál microbio es el causante de la infección, muchas de las veces ni siquiera identificamos al culpable, ni perdemos tiempo en ello. Lo que nos importa es evitar la deshidratación.
Pero sí es relevante saber que la mayoría de las diarreas son provocadas por virus. Los antibióticos, tales como la amoxicilina, el trimpetroprim con sulfametaxazol, la fosfomicina, la cefixima, la ceftriaxona que te van a decir que le inyectes al igual que la amikacina y otros, no solamente no van a servir de nada. Harán daño. Destruirán la microbiota (flora intestinal), algunos provocarán más diarrea por sí mismos y prolongarán la enfermedad, complicándola.
Para evitar la deshidratación el niño necesita líquidos. Lo que mejor y más rápidamente hidrata es la leche materna. Así que, si tu bebé tiene diarrea y vómito, no se te ocurra suspenderle el pecho, es cuando más lo necesita. Dale más. Aparte, el suero oral pediátrico, que es gratuito o se pude comprar en la farmacia, es la mejor opción. Está diseñado para ser bien tolerado y para absorberse rápidamente. Ese simple suerito ha salvado millones de vidas y lo sigue haciendo, porque hidrata.
Si tu bebé empieza con estos problemas comunícate con tu pediatra o acude a tu centro de atención, pero no pierdas tiempo. Empieza a darle el suero oral. Para que no lo vomite dáselo despacio. Ofrécelo con cuchara, despacio, a razón de una taza durante media hora. Si se lo toma de golpe es más probable que lo vomite. Lo toleran mejor frío que tibio o caliente, así que lo puedes meter al refrigerador. No te olvides de leer las indicaciones que vienen siempre en el empaque.
No trates de hidratar con soluciones rehidratantes para adultos o para deportistas, porque no tienen la concentración de sales que el niño necesita y puedes provocar desequilibrios graves.
No lo olvides, hidratar es la clave.
Y, por último: por favor, huye de los remedios mágicos, “barridas”, “levantadas de mollera” y demás supersticiones. Tu Margarita o tu Tomasito necesitan hidratarse rápido.
¡Saludos!