18/09/2025
TU MENTE...
“Tu mente recuerda solo ciertas cosas, pero tú cuerpo lo recuerda todo, desde el inicio de la Existencia”
La mente recuerda solo ciertas cosas, porque su tarea es seleccionar lo que cree necesario para sostener nuestra identidad, organizando recuerdos y olvidando lo que resultaría demasiado pesado de llevar. Sin embargo, el cuerpo no olvida nada. Él guarda cada huella, cada instante, cada emoción vivida o reprimida, como si fuera un archivo sagrado donde se deposita toda la historia de nuestra existencia. En los músculos habita la memoria de nuestras batallas, en la respiración el eco de nuestras emociones, en los huesos la sabiduría de nuestros ancestros, y en cada célula la chispa del origen mismo. El cuerpo es un libro abierto que contiene la totalidad, mientras la mente solo hojea algunas páginas.
Cuando prestamos atención al cuerpo…a sus silencios… a sus tensiones… a sus latidos, comenzamos a escuchar un lenguaje más profundo que las palabras. Surgen memorias que la mente no alcanza a explicar, pero que nos conmueven porque reconocemos en ellas una verdad que va más allá del tiempo personal. Son recuerdos del alma, resonancias de otras vidas, huellas de experiencias que forman parte de nuestra esencia eterna.
El camino espiritual nos invita a reconciliarnos con este cuerpo, a honrarlo como el templo que conserva intacto el registro de todo lo que hemos sido desde el inicio de la existencia.
Y en ese reconocimiento descubrimos algo maravilloso: que dentro de nosotros no solo late la historia de esta vida, sino la memoria del universo entero.
Recordar con el cuerpo es volver al origen, es despertar la consciencia de que nada se ha perdido y de que todo lo que buscamos ya habita en nosotros, esperando ser reconocido.
Reconocer y descubrir lo maravilloso que está dentro de nosotros es un acto de retorno, un viaje hacia adentro que exige silencio, presencia y confianza. No se trata de añadir algo externo, sino de quitar los velos que han cubierto nuestra esencia a lo largo de los años: creencias limitantes, miedos, heridas no sanadas y la constante búsqueda afuera de lo que siempre ha estado dentro.