23/08/2025
💬 “Si no le puse límites a mi hijo y ahora empiezo a ponerlos… ¿es normal que me odie?”
Sí, es totalmente normal que al empezar a poner límites tu hijo reaccione con enojo, rechazo o incluso diga frases como “te odio”. Te cuento por qué:
🔹 Cambio de reglas: si no había límites claros antes, tu hijo estaba acostumbrado a decidir o tener libertad excesiva. Cuando de pronto aparecen normas, lo vive como una pérdida de poder.
🔹 Resistencia natural: los niños prueban hasta dónde pueden llegar. El “odio” no es literal, es una forma de expresar frustración porque ahora hay consecuencias.
🔹 Proceso de adaptación: al inicio, los límites incomodan. Pero con consistencia y cariño, tu hijo aprenderá que los límites no son un castigo, sino una manera de sentirse seguro y contenido.
✨ Lo importante es:
Ser firme, pero no agresiva.
Explicar de manera breve el por qué del límite.
Mantener la calma aunque él se enoje.
Recordar que tu objetivo no es que te ame en ese momento, sino educarlo para la vida.
👉 El odio que pueda expresar es momentáneo; el respeto, seguridad y confianza que construyes con límites claros, eso sí permanece.
Cuando un niño crece sin límites claros, se acostumbra a decidir por sí mismo o a tener una libertad que no corresponde a su edad. De pronto, cuando mamá o papá empiezan a marcar reglas y consecuencias, él lo percibe como una pérdida de poder. Y claro, a nadie le gusta que le quiten lo que siente como suyo.
El enojo, las rabietas o las frases hirientes son, en realidad, una forma de resistencia. Son un reflejo de la frustración que le produce ya no poder hacer lo que quiere, cuando quiere. Pero esa resistencia no significa que estés haciendo algo mal: al contrario, significa que tu hijo está notando el cambio y que ahora comienzas a ocupar el lugar que le corresponde al adulto en la relación.
Es muy importante que recuerdes algo: los límites no son castigo, ni violencia, ni rechazo. Los límites son amor en acción, porque son una manera de darle estructura, seguridad y orientación a tu hijo. Aunque en el momento se enoje, aunque te diga que no te quiere o que eres mala, en el fondo los límites lo hacen sentirse cuidado y protegido.
Al inicio, claro que los límites incomodan. Pero con consistencia, paciencia y cariño, los niños terminan por entender que esas reglas existen para su bienestar. El odio que puedan expresar es momentáneo, mientras que el respeto, la confianza y la seguridad que les dejas al educarlos con firmeza y amor son aprendizajes que permanecerán toda la vida.
Así que no temas al “te odio” que pueda soltar en un arranque. Tu objetivo no es que te ame en cada momento, sino educarlo para la vida. Y cuando crezca, entenderá que esos límites que tanto le incomodaban eran una de las formas más claras en que le demostraste tu amor.
Psic. Yesica Belén
Terapia y capacitación para niños, adolescentes y adultos
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