16/08/2024
LA PERSONA QUE ME ENSEÑÓ A AMARME.
Nunca supe cómo hacerle entender cuánto sus acciones me lastimaban.
Súplicas , gritos, reclamos, reproches, nada funcionaba.
No supe poner límites, ni soltar a tiempo esa relación que el corazón me atravesaba.
Y sin que lo pidiera, cada día, yo le daba nuevas oportunidades, pero él (ella) , no lo notaba.
Ignoraba mis palabras, como aquel que ignora a una planta y piensa que sin agua vivirá. Mientras tanto yo pensaba "algún día entenderá".
Así que durante muchos años, luché para que esto maravilloso que yo sentía nunca se acabara.
Él (ella) era la razón de mi felicidad, y eso, era justo lo que me apagaba.
Renunciar a mi vida a su lado, era romper el futuro que anhelaba.
Por eso me quedé, por eso lo intenté, por eso yo trataba.
Yo lo (la) amaba, en mi estúpida creencia humana, de creer que amar; es darlo todo por nada.
Enloquecí de frustración e impotencia al no poder hacerle entender nunca nada.
Siempre me decía; " ay mujer (hombre), eres una exagerad@".
Así me fuí deprimiendo, me fui perdiendo, me fui quedando amargad@, de ver tanta injusticia y tener que quedarme callad@.
Era tanto lo que sus acciones me lastimaban, que paso a pasito, yo mism@, de a poquito, sin decirle, me alejaba.
Me fui callando mis te quiero, fui ahogando mis palabras.
Las que eran de reproche, y también, las que eran para decirle que l@ amaba.
Le fuí cerrando mi corazón, poco a poquito, para ver si en el ínter, el (ella) se daba cuenta y reaccionaba a mi silencioso grito.
Con la esperanza, de que antes de que yo encontrara el valor para dejarle, sorpresivamente hiciera todo para reconquistarme.
Pero no. No funcionaron mis silencios. Ni tampoco mis gritos. No funcionaron ni mis oraciones, ni mis lágrimas, ni mis quejidos.
Yo mism@ me harté de todo ese estúpido drama, en el que inevitablemente caí.
Me auto observé repitiendo a mi madre, repitiendo la misma historia de la que tanto hui.
Fui la víctima de mi propia falta de amor. Pero era a él (ella), al (a la)que yo culpaba.
Cuando en realidad él (ella) solo fue, el (la) cómplice perfect@, para co-crear, lo que en mi subconsciente yo guardaba.
Caminé en el inframundo, perdí mis ganas de vivir.
Viví el in****no que viven los que no se quieren; yo, me quería morir.
Tomé todos los cursos, estudié las religiones, leí todos los libros para encontrar razones.
Escribí miles de versos y cientos de canciones.
Fuí con todos los maestros, pero más me confundía, nada me sanaba, yo estaba tan herid@, enfrentando un cúmulo de dolor, de ésta y seguramente, otras vidas.
Hasta que una mañana fresca, después de tanto llorarl@, me levanté renovad@, con el valor, y la fuerza de dejarl@.
Ya no esperaba su apoyo, ya no esperaba su cambio, ni sus consideraciones, ni respeto, ni que entendiera mi fastidioso llanto.
Había perdido el miedo a perderl@, porque en mi búsqueda de tratar de cambiarl@, yo me había encontrado a mí mism@.
Y fué entonces cuando temeros@, vio en mis ojos que yo estaba decidid@, me sintió realmente perdid@ y quiso hacer todo para que yo no me fuera.
Pero, ya era tarde, él (ella) me había enseñado a amarme, y era imposible que me retuviera.
César Reflexiones 🪶🪶🪶