Desde una perspectiva psicológica y social, el bienestar no consiste sólo en la ausencia de síntomas de ansiedad, depresión, o en que las emociones positivas sobrepasen a las emociones negativas, sino también que la persona se respete y valore a sí misma; que tenga relaciones positivas con otros o perciba un apoyo social satisfactorio; que crea que domina y controla su ambiente, que se sienta autónomo del entorno –aunque conectado con él-; que atribuya sentido y propósito a su vida, así como que crea que se está realizando como persona (Bilbao , 2008).
Los estudios en bienestar psicológico (BP) hacen referencia a la consecución de aquellos valores que nos hacen sentir vivos y auténticos, que nos hacen crecer como personas, y no tanto a las actividades que nos dan placer o nos alejan del dolor (Tomás Miguel, Meléndez Moral & Navarro Pardo, 2008).
Desde este punto de vista el BPS puede ser concebido como un potencial innato, y al mismo tiempo, como un potencial adquirido y modificable, resultante de una adecuada gestión de la propia experiencia, pero además como un indicador de la capacidad de auto-cuidarse y manejarse en la vida presente en la persona.
Para la psicóloga Carol Ryff profesora en la Pennsylvania State University (Estados Unidos), el bienestar psicológico se compone de seis dimensiones. Son las siguientes:
Autoaceptación
Es una de las características principales del funcionamiento positivo. Las personas con una alta autoaceptación tienen una actitud positiva hacia sí mismas, aceptan los diversos aspectos de su personalidad, incluyendo los negativos, y se sienten bien respecto a su pasado. Las personas con baja autoaceptación se sienten insatisfechas contigo mismas y decepcionadas con su pasado, tienen problemas con ciertas características que poseen y desearían se diferentes a como son.
Relaciones positivas con los demás
Consiste en tener relaciones de calidad con los demás, gente con la que se pueda contar, alguien a quien amar. De hecho, la pérdida de apoyo social y la soledad o aislamiento social aumentan la probabilidad de padecer una enfermedad y reducen la esperanza de vida. Las personas que puntúan alto en esta dimensión tienen relaciones cálidas, satisfactorias y de confianza con los demás, se preocupan por el bienestar de los otros, son capaces de experimentar sentimientos de empatía, amor e intimidad con los demás y entienden el dar y recibir que implican las relaciones. Las personas que puntúan bajo tienen pocas relaciones cercanas, les resulta difícil ser cálidos, abiertos o preocuparse por los demás, están aislados o frustrados en sus relaciones y no están dispuestos a tener compromisos o vínculos importantes con los demás.
Tener un propósito en la vida
Es decir, que tu vida tenga un sentido y un propósito. Las personas necesitan marcarse metas y definir una serie de objetivos que les permitan dotar a su vida de sentido. Quienes puntúan alto en esta dimensión persiguen metas, sueños u objetivos, tienen la sensación de que su vida se dirige a alguna parte, sienten que su presente y su pasado tienen significado, y mantienen creencias que dan sentido a su vida. Quienes puntúan bajo tienen la sensación de que la vida no tiene sentido, de que no van a ninguna parte, tienen pocas metas y no tienen creencias que aporten sentido a sus vidas.
Crecimiento personal
Consiste en sacar el mayor partido a tus talentos y habilidades, utilizando todas tus capacidades, desarrollar tus potencialidades y seguir creciendo como persona. Las personas con puntuaciones altas en esta dimensión consideran que están en continuo crecimiento, están abiertas a las nuevas experiencias, desean desarrollar su potencial y habilidades, consideran que han ido mejorando con el tiempo y van cambiando de modos que reflejan un mayor autoconocimiento y efectividad. Quienes puntúan bajo tienen la sensación de estar atascados, no tienen una sensación de estar mejorando con el tiempo, se sienten aburridos, desmotivados y con poco interés en la vida, e incapaces de desarrollar nuevas actitudes, habilidades, creencias o comportamientos.
Autonomía
Consiste en tener la sensación de que puedes elegir por ti mismo, tomar tus propias decisiones para ti y para tu vida, incluso si van en contra de la opinión mayoritaria, mantener tu independencia personal y tus convicciones. Las personas con mayor autonomía son más capaces de resistir la presión social y regulan mejor su comportamiento desde el interior (en vez de ser dirigidos por otros), son más independientes y se evalúan a sí mismas en función de estándares personales. Las personas con baja autonomía están preocupadas por las evaluaciones y expectativas de los demás y se dejan influir o guiar por ellas, toman sus decisiones en base a las opiniones de los demás y se conforman ante la presión social, actuando y pensando en base a lo que los demás esperan de ellos.
Dominio del entorno
Hace referencia al manejo de las exigencias y oportunidades de tu ambiente para satisfacer tus necesidades y capacidades. Las personas con un alto dominio del entorno poseen una mayor sensación de control sobre el mundo y se sienten capaces de influir en el ambiente que las rodea, hacen un uso efectivo de las oportunidades que les ofrece su entorno y son capaces de crear o escoger entornos que encajen con sus necesidades personales y valores. Las personas con bajo domino del entorno tienen problemas para manejar los asuntos de la vida diaria, se sienten incapaces de mejorar o cambiar su entorno, no son conscientes de las oportunidades de su entorno ni las aprovechan y piensan que no tienen ningún control sobre su ambiente.
Hábitos para mejorar el bienestar psicológico:
1. Acepta lo que no puedes cambiar y quiérete a ti mismo.
2. Haz lo que te gusta.
3. Duerme bien (7 y 9 horas).
4. Perdona.
5. Ten objetivos realistas.
6. Rodéate de amigos.
7. Sé proactivo.
8. Nútrete de forma sana.
9. Haz deporte.
11. Medita.
12. Practica la gratitud y la compasión.
13. Vive el presente.
14. Sal de la zona de confort.
15. Practica la Inteligencia Emocional.
De acuerdo con investigadores del University College de Londres, crear un hábito, como hacer ejercicio o alimentarse de manera más saludable, puede tomar alrededor de 66 días, periodo que permite fijarlo y mantenerlo por muchos años, explica Jane Wardle, coautora del estudio que se publicaba en la revista European Journal of Social Psychology.
¿Qué es un Hábito?
Según el Diccionario de la Real Academia Española la palabra hábito proviene del latín habitus que significa modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas.
Implican una secuencia aprendida de actos que han sido reforzados tras el paso del tiempo a través de experiencias gratificantes internas o brindadas por el medio ambiente (Lally, Van Jaarsveld, Potts, & Wardle, 2010), dando lugar a un comportamiento que en gran medida está más allá de la conciencia y que se activa automáticamente por señales específicas (Neal, Wood, & Quinn, 2006; Wood & Neal, 2007, 2009).
Por tanto, la intencionalidad del sujeto resulta ser un pobre predictor debido a que la conducta se presenta en función del estímulos situacionales como una respuesta automática ajena a la conciencia del sujeto (Gardner, de Bruijn, & Lally, 2011; Rothman, Sheeran, & Wood, 2009; Van’t Riet et al., 2011).
Se ha identificado que adecuados niveles de autorregulación predicen buenos resultados a largo plazo en el alcance de objetivos (Gianessi, 2012), ya que, considera la forma en que los individuos pueden corregir sus conductas con exigencias propias en el establecimiento de metas, la automotivación, la autodirección y la autoevaluación (Breinbauer & Maddaleno, 2008).