09/02/2025
Carta: “El Duelo en la Penumbra” ❤️🩹
En la penumbra de nuestra relación, entre los suspiros compartidos y las palabras no dichas, se esconde un duelo silencioso. No es el duelo de un adiós definitivo, sino el lamento anticipado de lo que sabemos que está por venir.
Aún estamos juntos, pero las grietas se extienden como raíces profundas en la tierra. Las risas se mezclan con un eco de tristeza, y nuestros abrazos se vuelven más apretados, como si pudiéramos detener el tiempo y mantenernos en este instante frágil.
¿Por qué anticipamos el final? Quizás porque las señales están ahí, como hojas que cambian de color antes del otoño. Las miradas esquivas, las discusiones que se repiten, los silencios incómodos. Sabemos que algo se desvanece, pero aún no queremos soltarlo por completo.
El duelo en la penumbra es un baile de contradicciones. Nos aferramos a los recuerdos felices mientras imaginamos cómo será cuando ya no estemos juntos. Nos duele, pero también nos preparamos. ¿Cómo se puede extrañar algo que aún no se ha ido?
Quizás es porque el amor es así: un tejido de esperanza y melancolía. Nos aferramos a lo que fue y tememos lo que será. Nos debatimos entre el deseo de prolongar este momento y la necesidad de liberarnos.
En la penumbra, nos damos cuenta de que el duelo no espera al final absoluto. Se cierne en los rincones de nuestras conversaciones, en los gestos que ya no son tan espontáneos. Nos duele la distancia que se acerca, aunque aún compartimos la misma cama.
Quizás deberíamos hablar de ello. Decir en voz alta lo que ambos sabemos. Pero, ¿cómo se nombra algo que aún no ha ocurrido? ¿Cómo se llora por lo que está por venir?
Así que seguimos en la penumbra, sosteniendo el duelo en silencio. A veces, nuestras manos se rozan como si quisieran decir: “Estoy aquí, aunque no sé por cuánto tiempo más”. Y en ese roce, en esa complicidad, encontramos consuelo y tristeza a la vez.
Quizás el duelo en la penumbra es necesario. Nos prepara para el adiós, nos permite soltar poco a poco. Pero también nos recuerda que el amor es frágil y que, a veces, la despedida comienza antes de que se pronuncie la última palabra.
Que este duelo, aunque doloroso, te ayude a crecer y a valorar cada instante, incluso en la penumbra.