10/04/2025
" —"Papá quiero contarte algo, pero prométeme que no te vas a enojar" — dijo mi hijo y se me puso la piel de gallina.
—Dime, hijo —respondí, tratando de mantener la calma, aunque por dentro moría de nervios.
Iván se quedó en silencio, jugando con sus manos, quizá tomando valor. Finalmente, respondió, como si estuviera confesando algo terrible.
—Hoy lloré frente a todos en clase. — Dijo sin mirarme a los ojos.
Mi primera reacción fue abrazarlo, pero me contuve.
—¿Por qué, hijo? ¿Qué pasó? Él levantó la vista, avergonzado.
—El profesor de matemáticas me sacó a la pizarra, y me puse tan nervioso que lo hice mal. Y todos se burlaron de mí… Me gritaron "id**ta", "tonto" y dijeron que llorar es para débiles.
Al escucharlo mi corazón se partió en dos.
—Dime hijo, ¿el ejercicio estaba difícil?
—No... Pero me puse nervioso, papá. Sudaba mucho y olvidé todo lo que habíamos estudiado en casa.
—Hijo, te diré algo importante. Prométeme que no olvidarás mis palabras. Iván asintió.
—Te lo prometo. respondió.
—Bueno, primero quiero decirte que estoy orgulloso de ti. Sabes llorar, y eso es algo poderoso. Mucha gente dice "no llores", pero están equivocados. Llorar no es una debilidad, hijo, es lo contrario. Si eres capaz de soltar tus lágrimas, ¡significa que sientes, que estás vivo!
Llorar es normal, y créeme, todos lo hacemos. Los superhéroes, los grandes líderes, tus profesores, todos lloramos.
Así que no te avergüences de tus lágrimas. Llora cuando lo necesites, porque si no lo haces, el dolor se quedará dentro de ti y se convertirá en amargura. Iván me miraba, pensativo.
Lo vi asimilar mis palabras y, poco a poco, su postura fue cambiando. Me miró a los ojos con una sonrisa, quitándose esa capa de vergüenza con la que salió de la escuela. Y yo me sentí feliz, había logrado que mi hijo deje de sentirse miserable y vuelva a sentirse valioso.
Las palabras pueden cambiar el destino de tus hijos, un simple consejo puede hacer una gran diferencia en su vida. Nunca le pidas a tu hijo que deje de llorar, nunca le digas que llorar es para débiles, porque es un error, llorar es de humanos.
No le enseñes a esconder sus lágrimas, porque cada vez que las derrama, está aprendiendo a ser fuerte. Reprimir no es bueno, porque al guardar todo dentro solo acumulamos dolor y frustración. Es importante liberar lo que sentimos para poder sanar. Así que la próxima vez que veas a tu hijo llorar ya sabes, dale seguridad y permítele soltar su dolor"
Efa Marquez