
15/09/2025
Esa idea apunta a que en toda familia existe una jerarquía natural: los padres dieron la vida y los hijos la recibieron. Cuando los roles se respetan, el flujo del amor se mantiene sano, porque los mayores asumen la responsabilidad de dar y los menores la humildad de tomar. Sin embargo, cuando los hijos intentan devolver, salvar, cargar o compensar lo que pertenece a los padres —ya sea cuidando de su dolor, tomando sus culpas o poniéndose por encima de ellos— se rompe ese orden. Esa inversión genera un desajuste que suele expresarse en síntomas, conflictos o enfermedades, como una manera de mostrar que algo no está en equilibrio.