
06/06/2025
Porteo y maternidad: un puente hacia un neurodesarrollo saludable
La maternidad es mucho más que cuidar a un recién nacido: es también el arte de nutrir un cerebro en formación. Desde el nacimiento, el sistema nervioso del bebé está en pleno desarrollo, moldeado por experiencias tempranas, estímulos sensoriales y, sobre todo, por el vínculo con sus cuidadores. En este contexto, el porteo —la práctica de cargar al bebé cerca del cuerpo usando un fular, mochila ergonómica u otro portabebé— se convierte en una herramienta poderosa para apoyar ese desarrollo neurológico.
Durante los primeros meses y años de vida, el cerebro del bebé es altamente plástico y receptivo. Las conexiones neuronales se multiplican a una velocidad asombrosa, y cada experiencia vivida deja huella. Al ser porteado, el bebé recibe una estimulación sensorial rica y constante: siente el calor del cuerpo materno, escucha los latidos del corazón, percibe la voz, el movimiento y el ritmo de la respiración. Todo esto activa y organiza circuitos neurosensoriales esenciales para el desarrollo emocional, motor y cognitivo.
El porteo también favorece la regulación del sistema nervioso. Los bebés humanos nacen con una inmadurez neurológica significativa y dependen del adulto para organizar sus emociones y calmar sus estados de alerta. Estar en brazos, piel con piel o en un portabebé, permite que el bebé se autorregule más fácilmente, disminuyendo el cortisol (hormona del estrés) y promoviendo la liberación de oxitocina, que refuerza el apego seguro y las emociones positivas.
Desde el punto de vista del desarrollo motor, el porteo ergonómico favorece una postura adecuada, estimula el tono muscular y el equilibrio, y le brinda al bebé oportunidades naturales de movimiento y ajuste postural, algo fundamental para el desarrollo del control cefálico, el sistema vestibular y la conciencia corporal.
Además, la cercanía emocional constante favorece el desarrollo de áreas cerebrales clave para la empatía, la atención conjunta y el lenguaje. El bebé aprende a leer expresiones, gestos y emociones desde un lugar privilegiado: el regazo de su madre o padre.
Portear no solo es una forma de cuidar; es una forma de construir cerebros sanos, cuerpos fuertes y vínculos seguros. Es un acto cotidiano que, sin palabras, alimenta la arquitectura cerebral del niño y lo prepara para explorar el mundo con confianza y equilibrio.
Pregunta DM acerca de la mejor posición para transportar a tu bebé cuidando su fisiología y la ergonomía de tu cuerpo.