21/04/2025
https://www.facebook.com/share/p/18ra2paRjk/
¿Sabes cuándo empecé a dejar de sentir lo mismo por él?
Cuando los pequeños gestos desaparecieron…
Cuando mi presencia empezó a sentirse como una costumbre, no como un regalo.
Cada noche me interesaba por él, le preguntaba:
—¿Cómo estuvo tu día?
Y siempre respondía igual, sin emoción:
—Todo bien, como siempre.
Nunca tuvo la curiosidad de saber cómo me sentía yo.
No notaba mi cansancio, ni mi tristeza.
Cuando él quería hablar, yo estaba ahí.
Pero cuando yo necesitaba desahogarme, solo escuchaba:
—Estoy agotado… mañana hablamos.
Nunca escuché un:
—¿Te sientes bien?
—¿Quieres contarme algo?
—¿Puedo ayudarte en algo?
Yo no soñaba con joyas ni cenas elegantes…
Solo quería un gesto sencillo, un "qué bueno que estás aquí",
un "te amo" que saliera del corazón.
Si me quebraba en llanto, se irritaba.
—¿Y ahora qué pasó? —decía con molestia.
Cuando lo único que necesitaba era que me abrazara fuerte
y me recordara que no estaba sola.
Antes caminábamos juntos, tomados de la mano.
Ahora se adelanta, como si mi paso le molestara.
Y yo me quedo atrás, esperando que mire hacia atrás y vuelva por mí.
Se le olvidó cómo me enamoró.
Se le olvidó que los pequeños gestos sostienen lo grande.
Y lo más triste es que nunca entendió
que no necesitaba mucho para quedarme…
solo un poquito de amor, un poquito de atención.
Y ya no había nada de eso.