15/01/2025
ECOGRAFIA DEL HIGADO: El estudio del hígado es una de las principales utilidades de la ecografía abdominal, siendo un órgano muy accesible para la exploración, la obtención de imágenes ecográficas nos ayuda a orientar las patologías hepáticas, siendo una técnica muy sensible para la detección de alteraciones focales y difusas. Todos los días evaluamos en la consulta como las alteraciones analíticas hepáticas, hepatomegalia o el dolor en hipocondrio derecho. Asimismo, es la prueba de elección para evaluar la vesícula y la vía biliar por la alta sensibilidad en la detección de colelitiasis y dilatación de la vía biliar intra y extrahepática.
El hígado, uno de los órganos más grande del cuerpo humano, con un peso aproximado de 1500 gramos en el adulto. Se localiza en el cuadrante superior derecho del abdomen, ocupa el hipocondrio derecho y parte de la región epigástrica y se extiende al hipocondrio izquierdo. La forma piramidal del hígado está condicionada por las estructuras que lo rodean, su cara anterior es plana, ligeramente convexa, la cara diafragmática es convexa, mientras que la cara posterior cóncava se adapta a la morfología de los órganos adyacentes. Esta morfología hace que los bordes hepáticos formen bordes agudos en lóbulo derecho y en lóbulo izquierdo; es importante conocer esta morfología pues su modificación puede ser signo indirecto de crecimiento o de ocupación del parénquima hepático.
El hígado según su división anatómica se divide en los lóbulos derecho e izquierdo, separados por el ligamento redondo y falciforme, y el lóbulo caudado. Aunque la división anatómica es más sencilla, la clasificación funcional (de Couinaud) es la más utilizada actualmente y es la que nos aporta información para poder localizar las lesiones. Divide el hígado en ocho segmentos independientemente funcionales. Cada segmento tiene una rama propia de la vena porta en su centro y está limitado por las venas hepáticas. El segmento I corresponde al lóbulo caudado, delimitado de forma anterior por la vena porta, lateral por el ligamento venoso y posterior por la vena cava. El lóbulo izquierdo comprende los segmentos II, III y IV y el derecho los segmentos V, VI, VII y VIII.
VASCULARIZACIÓN HEPÁTICA El hígado presenta doble vascularización: portal y arterial. La arteria hepática común se origina en el tronco celíaco, para dirigirse hacia el hilio hepático sobre la cabeza pancreática, dando lugar a la gastroduodenal y a la hepática propia, que en el hilio se divide en derecha e izquierda. A su vez, cada una de ellas se subdivide en ramas anterior y posterior, y su identificación ecográfica es de ayuda en la localización de los segmentos. La arteria hepática lleva sangre oxigenada al hígado desde la aorta. Su origen hace de ella un vaso pulsátil y la resistencia relativamente baja del lecho vascular hepático significa que hay un flujo anterógrado continuo durante todo el ciclo cardiaco. La vena porta se forma a partir de la confluencia de la vena mesentérica superior (de recorrido longitudinal, anterior a la aorta hasta que se desplaza lateralmente hacia la cava inferior) y la vena esplénica (que recibe a la mesentérica inferior en la cabeza del páncreas, tras discurrir transversalmente junto a él), dirigiéndose después cranealmente y hacia la derecha al hilio hepático, donde se bifurca dando lugar a la porta derecha y la porta izquierda. Estas ramas portales se dividen posteriormente dando las ramas de los segmentos hepáticos descritos previamente. Las ramas venosas portales están revestidas por las paredes fibrosas e hiperecoicas de los espacios portales, que las hacen sobresalir del resto del parénquima. En los espacios portales también hay una rama de la arteria hepática y un radical del conducto biliar. Estos últimos vasos son demasiado pequeños para que los detecte la ecografía en las partes periféricas del hígado, pero se les puede ver fácilmente en las ramas proximales más grandes. La dirección del flujo de la porta es hepatópeto, es decir, hacia el hígado. El diámetro normal de la porta es en torno a 12 mm en estado de reposo. En el caso de que exista hipertensión portal podremos objetivar un aumento de su diámetro (típico en la hepatopatía crónica). El drenaje venoso corre a cargo de las venas suprahepáticas, que drenan en la cava. Éstas se disponen de forma longitudinal hacia la cava inferior a lo largo del margen superior del hígado, abriéndose en abanico de forma aproximadamente perpendicular a los vasos portales. En el 70% de los individuos existen tres venas hepáticas principales, la izquierda, media y derecha, aunque hay variaciones interindividuales. El espectro venoso hepático es trifásico como consecuencia de la propia naturaleza flexible del mismo junto a su relación con la aurícula derecha, con el consiguiente reflujo sanguíneo durante la sístole auricular.
En la ecografía el hígado aparece como un órgano homogéneo, de un color gris mediano y superficie lisa, cuando aparecen alteraciones en su estructura debemos buscar patologías. El hígado tiene la misma ecogenicidad, o ligeramente más, que la corteza del riñón derecho que se sitúa junto al lóbulo derecho del hígado y nos sirve de comparación, su textura es de grano fino. Su contorno es liso y el margen inferior acaba en punta anteriormente.
Cuando en nuestra exploración encontramos imágenes dentro de la estructura hepática que no corresponden con estructuras normales, son imágenes patológicas. Existen en ecografía varios tipos de imágenes: anecoicas (negras), isoecoicas es decir similares al parénquima adyacente e hiperecoicas (más blancas comparadas con el parénquima adyacente del hígado).
. Ozuna.
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