10/09/2025
Hace un tiempo mientras pensaba en como hablar de un tema tan delicado como lo es el suicidio, con alguien que necesitaba una perspectiva diferente escribí lo siguiente:
Hace unos años conocí una historia, había un joven que se encontraba en la universidad, a este joven le estaba costando poder realizar sus estudios por diferentes situaciones que influian en su vida.
Por un lado la economía, por otro lado su familia, por otro su miedo de fracasar y otras más que por el momento no recuerdo, hacían difícil que él se sintiera a gusto con su vida, con sus logros y con lo que le esperaba en el futuro.
Un día, después de una larga espera en el tráfico para llegar a casa, con sueño, con hambre y con deseo de poder estar un rato con su familia, encontró a su madre sentada en el sillón, quieta, en silencio. Como si hubiese recibido una de esas noticias que hielan el alma, así que el joven se acercó con cautela y a cierta distancia preguntó - Mamá ¿estas bien? - El silencio imperó y el joven imagino lo peor y justo cuando iba a preguntar, su madre rompió el silencio para decirle - Quiero morir -.
No era el miedo del joven, pero aún así fue una respuesta que le quito el aliento y las palabras que su corta experiencia pudieran consolar a su madre, de modo que la señora prosiguió - Desde pequeña tuve que crecer separada de mi madre, sobreviviendo a intentos de abuso, lejos de mis hermanos y mis hermanas. Me casé y tuve que soportar infidelidadades y humillaciones, hoy me encuentro enferma, vieja sin haber logrado algo que me haga sentir que mi vida fue de provecho...-.
Esas palabras habían rotó algo dentro de aquel joven, en ese momento no sabía si fue su orgullo, si fue el cariño que le tenía al no sentirse suficiente para alegrar los días de su madre, así que continuó en silencio y mientras más escuchaba el infortunio de aquella a la que él llamaba mamá, su corazón se empezó a calentar con la empatia y el más puro amor que uno puede sentir hacia su madre, quedando solamente dos preguntas en su mente; ¿cuanto tienes que sufrir para que yo sea feliz? Y ¿cuanto tengo que sufrir yo para que tú seas feliz?.
Lo importante del suicidio es recordar que muchas veces se busca detener el sufrimiento y la corriente de problemas que nos toca enfrentar, por favor cuando alguien te hable de algo tan humano como lo es el deseo de acabar con el sufrimiento evita juzgar, minimizar o burlar los sentimientos de aquel valiente que se atrevió a decir lo piensa y siente.
Gracias por leerme y te agradecería hagas llegar este texto a quien consideres oportuno este post. Juntos podemos, solos no.
Texto de elaboración propia.
Autor: psic. Eduardo De luna Arteaga