
19/08/2025
Inteligencia Artificial, ¿deterioro cognitivo y social?
Por: Jesús Janacua Benites
Doctor en Desarrollo Rural: UAM.
Maestro en Filosofía de la Cultura y Psicología Social: UMSNH
Miembro del Colegio de Psicólogos y Psicoterapeutas
de la Meseta P´urhépecha de Michoacán.
Ante la irrupción de lo novedoso la respuesta social casi siempre es binaria. Para usar los términos del filólogo italiano Umberto Eco, podríamos decir que la respuesta social ante la irrupción de lo novedoso se divide entre apocalípticos e integrados. Por apocalípticos debemos entender aquellos que piensan que lo novedoso ha venido a poner en peligro la sociedad y a poner en ciernes todo lo conocido y construido por el ser humano, mientras que la actitud de los integrados es de cautela e incluso de aceptación.
En los últimos años el uso de la Inteligencia Artificial ha irrumpido con fuerza en nuestra vida cotidiana. La web 4. 0 y el internet de las cosas han modificado la manera en que nos vinculamos con nuestros dispositivos que ahora se han convertido en asistentes de nuestras actividades cotidianas. Ante ello, la respuesta ha sido, como señalamos anteriormente, binaria.
Hay quienes han adoptado el uso de Inteligencia Artificial (CHAT GPT), sin cuestionar las consecuencias que esto pueda traer para la sociedad en general. Las ventajas son muchas. Como señala Nicholas Carr en su libro ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes?, la IA puede ser pensada como una tecnología intelectual que, como toda herramienta, permite ampliar nuestras capacidades, en este caso, intelectuales como encontrar, clasificar información, formular y articular ideas, comparar métodos y conocimientos, tomar medidas, realizar cálculos y ampliar nuestra capacidad de memoria.
Sin embargo, también hay posturas que señalan que el uso prolongado y acrítico de estas herramientas puede significar un deterioro cognitivo. En su libro de 2024, No soy un robot, Juan Villoro señala que “prescindir del esfuerzo” puede significar la pérdida de algunas habilidades cognitivas adquiridas a lo largo de la vida. Es decir, que cuando le dejamos a las máquinas las tareas de buscar, calcular, integrar y relacionar información, estamos perdiendo esas habilidades.
En concordancia con lo anterior, en un artículo de reciente publicación intitulado ¿Por qué son necesarias las humanidades frente a la revolución tecnológica? Publicado por el diario La Jornada, Gabriel Vargas Lozano, señala que el uso prolongado de IA por parte de los jóvenes puede desactivar su capacidad creativa, generar una dependencia de los resultados, eliminar la capacidad de una conciencia crítica y, por lo tanto, una caída en lo que llama una esclavitud mental.
No es todo. Nicholas Carr señala que, desde su invención, la web dio origen a un nuevo tipo de lectura no lineal que no implica la atención prolongada de izquierda a derecha y de arriba abajo sino una lectura selectiva “a saltos”, lo que compromete nuestra capacidad de concentración y, a decir del autor, la empatía y la compasión, dos habilidades sociales, son habilidades que están en estrecha relación con la capacidad de concentración de manera que se está comprometiendo aquello que nos hace humanos.
Nuestros estudiantes están prefiriendo utilizar las IA´s para realizar sus tareas en detrimento de la investigación, la lectura y las viejas tecnologías intelectuales (el libro es uno de ellos). En conclusión, valdría la pena adoptar estas tecnologías con una actitud más de crítica y cuestionamiento que de beneplácito incuestionable.