
02/07/2025
“Me cansé de no tener ni para una medicina para mi hija… así que vendí el último colchón que teníamos y empecé con apenas un kilo de harina.” 🍞💔
Jonathan Valdez vivía en un cuarto prestado, junto a su esposa enferma y sus tres hijos. No tenía empleo, ni ingresos, ni ayuda de nadie.
Una noche, su hija menor se enfermó del estómago.
Y él… ni siquiera tenía para comprarle una pastilla.
Desesperado, vendió el colchón donde dormían todos por 20 mil pesos. Con eso compró lo básico: un kilo de harina, aceite y unos huevos. No sabía qué haría, pero sabía que rendirse no era opción. 😔🥚
Esa noche durmieron sobre el piso.
Pero al día siguiente, Jonathan preparó unas arepas con lo poco que tenía. Las metió en bolsas plásticas y salió a la calle a venderlas.
Al principio, la gente lo ignoraba. Lo miraban como si estorbara.
Hasta que un albañil le compró cuatro.
Le dijo:
—Si están buenas, mañana te compro otra vez.
Ese comentario fue un rayo de esperanza.
Volvió a casa llorando… pero por primera vez en mucho tiempo, no de angustia. Sino de alivio. 😢🧺
Pasaron semanas. Caminaba kilómetros cada día vendiendo arepas bajo el sol y la lluvia.
Con lo poco que ganaba, compraba más ingredientes. Mejoraba el sabor. La gente comenzó a reconocerlo como “el de las arepas mágicas”.
Con latas viejas y ruedas prestadas, armó un carrito. Más tarde, alquiló un pequeño garaje. Así nació su negocio:
“Arepas Valdez”, que hoy reparte en más de 20 barrios. 🛒🔥
“No nací emprendedor. La necesidad me empujó. Y aunque empecé con las manos vacías, hoy camino con el corazón lleno.” 🫶💪
— Jonathan Valdez