26/09/2021
CARTA A LA MADRE QUE AMAMANTA.
Querida mamá:
Esta carta está dedicada con mucho cariño para ti, que probablemente hoy sientes que acabas de recibir el regalo más preciado en toda tu vida: poder decidir gestar y parir; a ti que quizá te dejaste seducir por la mercadotecnia que nos pinta la maternidad como lo más sencillo y hasta divertido, pero que hoy que llevas días sin poder dormir, comer o hacer cualquier cosa como lo hacías hace un par de semanas, te habrás dado cuenta que no es así, a ti, que además de todo ello, decidiste amamantar.
Sin duda la lactancia es una decisión que traerá beneficios tanto para tu bebé como para ti. Pues además de favorecer un vínculo inigualable con tu hijo, estás garantizándole, por lo menos el inicio, de una vida saludable, y estamos de acuerdo que no hay nada más valioso que la salud, especialmente en época de pandemia donde sabemos que la leche les protege.
Pero tomar la decisión de amamantar no es lo difícil; lo difícil es soportar el dolor de un mal agarre, pasar horas atada a un sofá esperando que el bebé termine de comer, luchar contra la falta de información que nos hace creer que el bebé no quiere el pecho o que lo pide de más porque no se está llenando, que nuestra leche le está cayendo mal o que no está recibiendo suficiente alimento, cuando todo ello tiene una explicación lógica y una solución al alcance.
Lo difícil es ir en contra de las estadísticas y ser juzgada como obsesionada o exagerada porque no te rindes ante la primera complicación, total como dicen algunos “le das la fórmula y te quitas de problemas, sufres porque quieres”.
Lo difícil es ir contracorriente en una sociedad que no crea condiciones para que mamá y bebé ejerzan su derecho de lactar.
Por eso y más, de una madre que amamanta a otra, te digo que te admiro y te respeto, que eres una mujer valiente y guerrera capaz de superar cualquier obstáculo. Te digo que comprendo tu frustración porque las cosas no están saliendo como esperabas, comprendo tu dolor y tu desgaste emocional.
Sé que tu cuerpo, o al menos parte de él, será alimento, chupón y almohada de tu pequeño. Que no podrás despegarte de tu bebé por más de dos o tres horas en algunos meses y que tendrás que esperar para poder degustar una copa de vino tinto sin considerar tu lactancia.
Pero también puedo decirte que pronto, muy pronto, todo ese dolor y angustia pasará y el día que menos lo esperes, estarás disfrutando la lactancia, acariciando el cabello de tu bebé mientras lo amamantas y te mira con esos ojos que expresan la gratitud de tu decisión.
Verás a tu hijo crecer sano y fuerte gracias a las propiedades que solo la leche materna contiene. Disfrutarás de no tener que levantarte de la cama a media noche para darle de comer y de poder disponer de un dinerito extra, pues éste maravilloso alimento, además de protegerlo, es gratuito. ¡Maraviloso!, ¿No?
Así que en lo que ese momento llega, ármate de valor, de paciencia y cuando sientas que no puedes más, voltea hacia tu bebe y recuerda por qué elegiste éste camino. Y sobre todo infórmate, la ignorancia en el tema puede ser un obstáculo para que las cosas fluyan, pide el consejo de alguien que ya lo vivió y asesórate con las personas profesionales en el tema.
Y quizá dentro de poco te encuentres como yo en éste momento; pensando a dónde se fue el tiempo y esperando que la lactancia dure más y más.
Un día a la vez y un buen día las tomas del pecho se transformarán en abrazos y caricias, un día a la vez y de pronto ya no le podrás dormir en tu pecho, un día a la vez y pronto verás todo tu esfuerzo reflejado en salud física y mental.
Lo estás haciendo de maravilla.
Mariana Villalobos.