13/11/2021
Me perdono, me amo y aprendo, un día a la vez disfrutando mi presente 💜😘👏🏼
El mayor reto de la maternidad Eres TÚ.
Qué difícil es a veces ser madre, aunque digan muchas que no, si es.
Qué difícil es no enojarse cuando delante de ti tienes a tu hijo que hace exactamente lo contrario de lo que querías que hiciera. Qué difícil es no tomártelo como una ofensa, decirte “no es nada personal, es pequeño”.
Qué difícil es toparse con su rabia incontrolada, su estallido de emociones, y recordarle “En esta casa manda mamá” de manera firme, controlada y sin explotar. Qué difícil es acompañarlo de cerca, agacharse, no juzgar, callar y esperar a un lado a que termine el show. Y después de terminado el caos, amarrarte tus emociones y abrazarlo como si nada hubiera pasado.
Qué difícil es mantener la boca cerrada y no decir ninguna tontería de las que se amontonan en tu cerebro cuando estás enojada y mantener el control, porque sabes que es segurísimo que te arrepentirás si lo lastimas con palabras producto de molestia.
Es tan difícil aguantar ese sofoco que, es coraje, es recuerdo de tu pasado, tu niño herido, es enojo contenido, es todo tuyo, lo traías cargando, no es de él y sabes que el no tiene la culpa de lo que tú estás sintiendo. Es tan difícil aguantar el miedo que te hace sentir esa sensación y reconocer que lo sientes por tu hijo que tanto amas… pero aguantas porque ahora lo importante es él, y estar a la altura de ser su guía.
Es tan difícil no engancharse a su emoción cuando grita, llora tan fuerte, tira cosas, se desborda en emociones, porque sabes que solo son eso, emociones de frustración porque se está adaptando a este mundo con reglas.
Es tan difícil atender la frase “hazme caso ahora y siempre” que tus niños constantemente piden. Cuando estás ocupada haciendo algo importante que requiere tu concentración, cuando estás cansada, cuando tiene mucha prisa, cuando el hermano menor necesita de ti urgentemente, cuando no puedes con todo, y aún así sabes que tienes que estar a la altura y tomar una decisión sabía y madura.
Es tan difícil no caer en los mismos errores que dijiste que nunca repetirías de tus padres, que fluyen como espuma y sabes que tienen que parar.
Es tan difícil aceptar que a menudo no tenemos ni idea de cómo educarlos, de cómo manejar nuestras propias emociones, es duro reconocerse vulnerable ante la maternidad y aceptar que aunque lo quieres hacer muy bien siempre, a veces lo hacemos fatal y optamos por lo fácil, los amenazamos, los chantajeamos y mostramos a nuestro hijo que nuestro amor es mucho más condicional de lo que se pensaba… cuando no es así, nuestro amor es incondicional!
Es tan difícil manejar la culpa, de verdad que es todo un reto.
Es tan difícil no sentirse sola en esto, y en plena tormenta… no tener ganas de tirar la toalla y decir “que alguien me releve que yo renuncio”, no tener ganas de meterse en la cama y dormir 16 horas seguidas, no agarrar las maletas y reportarse en por lo menos 3 días.
Es tan difícil no pensar, en algún momento, “como es que nadie me había dicho lo difícil que era ser madre!” Y no por ellos, porque ellos son magia.
Más bien es tan difícil, porque al tenerlos,sin saber, adquirimos un compromiso monumental, una responsabilidad gigantesca. Supimos desde el primer momento en que los vimos que mamá tenía que sanar sus heridas, que mamá tenía que ser la mejor mamá, que mamá ahora eras tú y que desde ese día, jamás dejarías de serlo.
Supimos que no era suficiente amarlo infinito, sino que era imprescindible comenzar a amarte a ti, perdonarte a ti, dejar de juzgarte a ti… y eso ha sido tú mayor reto, eso a sido lo difícil, no tus hijos
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✍🏼 Lydia Cárdenas. Mamá y Mujer