13/06/2023
CURAR ENFERMEDADES DESDE LA METAFÍSICA.
En metafísica estudiamos el medio ambiente y los problemas del enfermo, y sabemos a qué se deben muchas de las enfermedades; sabemos que la colitis es sicosomática. Que los males del hígado, del estómago, de los intestinos también, y que el azúcar en la sangre es una complicación síquica muy interesante y profunda. Como nosotros sabemos que todo tiene su origen en la mente, podemos relacionar también los sucesos exteriores con los interiores, y viceversa. Dios nos hizo para ser y estar felices. UN SER FELIZ JAMÁS ESTÁ ENFERMO. Lo mismo que un enfermo jamás es feliz. Ustedes todos conocen el hecho de que al interrumpir el circuito del mal humor con una sonrisa, se cura el hígado. Desaparece la bilis. Cuando una persona sufre un desagrado y amarra la cara, como decimos, este gesto, que no es sino un pensamiento exteriorizado o actuado, tiene una influencia directa con la glándula pineal que es la glándula de la visión psíquica y astral. De allí baja la amarga vibración por el líquido céfalo-raquídeo en la columna vertebral, luego impregna el hígado, amarga y forma bilis, y esa bilis causa otra vez la expresión de desagrado en la cara, como también el gusto de amargor con que la persona amanece. Es un círculo vicioso muy fácil de cortar. TODO LO QUE HAY QUE HACER ES SENTIRSE FELIZ. ¿Cómo se hace para sentirse feliz? Es fácil también, si se tiene voluntad. Primeramente hay que sonreír. Obligadamente aunque no se sientan ganas. La primera sonrisa será indudablemente forzada, con las comisuras de los labios apuntando hacia abajo, pero el segundo esferzo será mejor. Ahora hay que comenzar a dar gracias en voz alta por todo lo que uno ve que posee. Desde un fósforo, la ropa, los muebles, los familiares, el sol si está brillando o la lluvia si está cayendo. Todo, absolutamente todo, representa un bien en su momento apropiado, y nos haría falta en un momento dado, si no lo tuviéramos, de manera que, pensando en esto, nos dan deseos de dar gracias, de agradecerlo a Dios. Ya está estamos pensando en Dios, sentimos gratitud, y esta combinación dulcifica el hígado. Se corta el circuito vicioso y se cura el mal. Si todos siguiéramos esta práctica, jamás se nos perturbarían ni el hígado ni la vida. Cuando se siente uno MUY afligido, para curar instantáneamente la aflicción hay que comenzar a declarar inmediatamente: “BENDIGO EL BIEN EN ESTA SITUACIÓN”. No hay forma más eficaz para hacer desaparecer toda aflicción, para impedir que se nos convIerta en causa y efecto de un mal mayor, y para evitar formar karmas, ya que como ustedes saben, LA BENDICIÓN AUMENTA EL BIEN QUE SE BENDICE, TRANSFORMA EL MAL EN BIEN, Y ES VER A DIOS AHÍ DONDE APARENTA ESTAR EL MAL.
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