07/06/2025
Estar en una relación no significa fusionarse con el otro, sino aprender a convivir con dos realidades distintas que, a veces, van en direcciones opuestas. Y eso requiere madurez. Requiere entender que no todo gira en torno a uno mismo, que hay que abrir espacio para el otro: sus ritmos, sus heridas, sus valores. Aquello que para ti puede parecer mínimo, para la otra persona puede ser profundo y significativo.
Si no estás dispuesto a reconocer lo importante para el otro, entonces no estás compartiendo amor: estás ejerciendo control.
Ceder, ajustar, conversar... no es perderse, es crecer. El amor real no siempre fluye sin esfuerzo. A veces se construye con silencios incómodos, con acuerdos valientes, con límites que cuidan en lugar de romper.
Los conflictos no son señales de fracaso, sino puertas para evolucionar. Pero si cada diferencia se convierte en una guerra, entonces no es una relación: es un campo de batalla.
Las parejas sanas no son las que evitan discutir, sino las que saben discutir sin destruirse.