23/06/2025
“Lo imposible está para hacerse, no es para prometerse, claro que tiene un requisito: No retroceder ante el deseo imposible que nos habita” continúa Jacques Lacan.
Lacan explicaba que las dificultades para sostener el deseo, el retroceder y renunciar frente a este, provocaban sentimientos de culpa y efecto depresivo sobre las personas.
No se trata de caer en la fantasía de que todo es alcanzable si uno simplemente se lo propone. Se trata, más bien, de encontrar el modo de incluir en nuestra historia ese deseo que nos habita (Incluirlo no es lo mismo que realizarlo de forma directa).
Ese deseo muchas veces se presenta como imposible, y justamente por eso solemos excluirlo de nuestra vida. Pero lo excluido, no desaparece. Retorna. A veces en forma de culpa, o a veces en otras formas sintomáticas.
La culpa se produce, según Lacan, por ceder ante el deseo, ya sea por su carácter de imposible o de inconciliable con el yo, intentando ocultarlo y hacerlo desaparecer. Así lo dice Lacan: “Es por el hecho de haber cedido en su deseo que el sujeto se siente culpable” (Seminario VII).
Esta dificultad para sostener el deseo es lo que Lacan llamó cobardía moral, y el coraje que lo resolvería es el coraje de “no faltar al deber de descifrar el inconsciente del que se es sujeto”. (Jacques-Alain Miller).
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